Imagen de la manifestación. | Jaume Morey

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Y las calles fueron de ellas. Al menos 3.000 personas –3.500 según datos de la Policía Nacional­– se sumaron ayer a la manifestación que organizó el Moviment Feminista de Mallorca por el Día Internacional de la Mujer bajo el lema ‘Juntes som i serem imparables'. Las calles de Palma volvieron así a teñirse de lila tras un 2021 marcado por la pandemia y la distancia de seguridad. A las 19.00 horas de este martes, la plaza de España empezó a llenarse de pancartas, gritos y ganas por salir en marcha. «Es nuestra primera manifestación», compartieron efusivas Clara y Lidia, que iban acompañadas de su abuela, PepiFernández, procedente de Jerez de la Frontera.«Yo me apunto a todas las manifestaciones», reconoció. Otras como Sara y Yolanda volvían a sumarse a esta causa «para reivindicar que las mujeres seguimos siendo invisibles a nivel institucional o laboral».

El recorrido comenzó poco después de la hora prevista y circuló por el Carrer dels Oms. Allí las feministas hicieron un parón frente a la sede de Vox entre gritos y silbidos y frases como «Mallorca será la tumba del fascismo» o «vamos, machista, tu hija es feminista». El colectivo del Moviment Feminista de Mallorca preparó una pequeña performance que consistía en acordonar un círculo vacío, en medio de la multitud, «para recordar a las que no pueden estar hoy aquí», explicaron algunas compañeras.

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Símbolos

Aunque el color lila predominó entre los manifestantes, las pancartas reivindicativas, los símbolos del feminismo en los rostros y el atrezzo para lo ocasión    marcaron la marcha del 8-M. Entre las frases que acompañaron a la multitud, se podían leer «Los violadores existieron antes que las minifaldas» o «Somos el corazón de las que ya no laten». El trayecto siguió por la Rambla entre gritos de «visca, visca, visca la lluita feminista». Entre los asistentes, la mayoría jóvenes y adolescentes, se hizo notar la presencia de familias con menores. «Yo estoy aquí porque quiero darle un futuro mejor a mi hija», reconoció Aída, acompañada de su hija Ona y su marido José, quien aseguró que esta era la segunda concentración de su hija.

La brecha salarial, las violencias machistas o la erradicación de la pornografía fueron otros de los símbolos que destacaron en este recorrido. La manifestación recaló, finalmente, en el Passeig esBorn. Allí el colectivo leyó un manifiesto incidiendo en las desigualdades «intolerables» todavía latentes, recordaron que todavía hay víctimas explotadas sexualmente y que es necesaria la sororidad para combatir las violencias machistas. El acto finalizó con una    batucada feminista.

La marcha por el 8-M reunió a diversas autoridades políticas de Podemos, PSIB y Ciudadanos. La consellera d'Igualtat, Mercedes Garrido, expresó ayer la importancia de reivindicar «el papel de ellas» y «las políticas feministas en pro de igualdad entre hombres y mujeres». Por su parte, una de las portavoces del Moviment, Cécile Parra, recordó que «todavía queda lucha para conseguir más derechos y para abolir la brecha salarial, la precariedad, la violencia machista y el techo de cristal. Por eso, las feministas unidas podemos conseguir estos retos». Con todo, la marea lila volvió a inundar las calles con éxito durante más de una hora de recorrido. Tras un año de pandemia, la gente tuvo ganas de salir como antes y esta vez con la idea de ser «imparable».