El accidente dio la vuelta al mundo por el número de muertos y las terribles imágenes en la pista del aeropuerto canario de Los Rodeos. | R.L.

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Este domingo se han cumplido 45 años del mayor accidente de la historia de la aviación civil, que tuvo lugar en el aeropuerto de Los Rodeos (Tenerife) el 27 de marzo de 1977. Una cadena de errores, fallos técnicos, decisiones humanas equivocadas, condiciones meteorológicas adversas e incluso un atentado terrorista se concatenaron para acabar en el brutal choque de un avión de la línea holandesa KLM, a punto de despegar con los depósitos repletos de combustible, y de otro de PanAm 1736, que rodaba plácidamente por las pistas para dar el salto a Gran Canaria: 583 personas perecieron aquel 27 de marzo de 1977. «Fue una concatenación de errores que costó la vida a 583 personas en un día aciago para la historia de la aviación. El choque del Jumbo de la KLM contra el de la PanAm fue algo que nunca olvidaré por todo lo que sucedió, lo que viví en plena pista y por el comportamiento de todos los que colabo- ramos en las labores de rescate y ayuda», explica Tomás Cano, que el 27 de marzo de 1977 era el jefe de escala en el aeropuerto tinerfeño de Los Rodeos de la compañía Spantax. Este accidente cambió a partir de entonces todo lo relacionado con la seguridad aérea a nivel europeo e internacional.

Cano, en el momento de la colisión, 17.06 horas, estaba esperando la llegada de aviones desviados desde Las Palmas a causa de una bomba. «Tenía la oficina enfrente de la pista y vi llegar a los dos Jumbo. A eso de las 14.00 el aeropuerto se cubrió de una intensa niebla que impedía la visión. Yo seguí con mi trabajo, hasta que oí una fuerte explosión. Cogí el coche, junto al director del aeropuerto, y nos dirigimos al lugar del incidente. Lo que vimos allí nos impactó, pero la reacción que hubo de todo el personal fue encomiable», explica.

Tomás Cano, en 1977, como jefe de escala de Spantax en Los Rodeos.

El presidente de Spantax, Rudy Bay, mandó a Cano que fuera el hombre de enlace con la PanAm para colaborar en las labores de repatriación. «Fue encomiable la respuesta de la población tinerfeña, porque todo el mundo quiso colaborar en una jornada dantesca para la que no estábamos preparados, pero respondimos», afirma. Aquel día de niebla, según apuntan las crónicas periodísticas, las comunicaciones en Los Rodeos eran un caos. El aeropuerto estaba abarrotado tras haberse visto forzado a acoger casi todo el tráfico aéreo de Canarias, porque el MPAIAC (Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario) había obligado a cerrar el aeropuerto de Gran Canaria tras hacer estallar una bomba en la floristería de la terminal. Cano, que luego fue director general de Air Europa, Oasis Airlines y Centennial, opera ahora como asesor para Air Panamá y siempre recuerda este accidente, así como el reconocimiento de la PanAm por su labor ese día.