La decisión de Demarcación de Costas y el Govern balear de echar el cierre a emblemáticos chiringuitos repartidos por toda Mallorca en los próximos meses ha puesto sobre la mesa el futuro de estos establecimientos a pie de playa, sinónimo de verano y diversión. Algunos llevan más de 50 años trabajando, pero ahora parece que molestan. Por eso, el arquitecto jubilado Gernot Hackl apuesta por una nueva «cultura de la playa», en la que «los espacios naturales armonicen con los gastronómicos».
Gernot Hackl se pregunta si hasta ahora las instituciones no se habían cuenta de que estos kioskos se ubicaban en espacios naturales sensibles y protegidos: «Como sucede muchas veces en Baleares, las decisiones de las autoridades pasan de un extremo a otro. Es todo o nada», lamenta el experto en arquitectura, al tiempo que le llama la atención de que los políticos miren con sorpresa cuando se derrama material fecal, como sucede en la bahía de Palma cuando hay tormentas, y ahora opten por vetar actividades de ocio siguiendo leyes medioambientales.
En este sentido, el arquitecto retirado aboga por mantener los chiringuitos, pero en armonía con el paisaje, con diseños creativos, por ejemplo, que incluyan una altura que no sobrepase el de las zonas dunares en los que se ubican, y «construidos con materiales naturales y sostenibles habituales en el Mediterráneo, como la madera, la caña o el carrizo, eliminando de una vez por todas el hormigón».
Para Hackl, que reside desde hace décadas en Mallorca, el problema no son los chiringuitos. Asegura que en los arenales de Mallorca falta seguridad, más cubos de basura y civismo de residentes y turistas. «Con licencias limitadas, medidas preventivas en lo tocante a la evacuación de residuos, junto con la disciplina de la gente, puede nacer una nueva cultura de la playa, que proteja los espacios naturales y permita al mismo tiempo dinamizarlos sin destruir el paisaje», finaliza el experto.
La izquierda no cambia, ni evoluciona. Viven anclados en una ideología fracasada, caduca, que sólo ofrece bienestar y progreso a sus dirigentes. Y son envidiosos, muuuuuy envidiosos. Odian que todo aquel al que le va bien en la vida, al que tiene libertad, al que quiere decidir por si mismo.
Esas dunas y arenales tienen cientos de años , y a pesar de chiringuitos gente y temporales , ahí siguen y seguirán . Lo que se busca no es la conservación de algo que se conserva perfectamente por ellos mismo , lo que buscan estos políticos de izquierdas no es más que la ruina de todos los que han sabido destacar un poco . Sois más dañinos que los talibanes , puros terroristas .
Porqué en Malaga o Granada existen chiringuitos de playa, siendo así que la Ley de Costas les afecta tanto como en Baleares?
Que no busquen excusas las izquierdas para tratar de imponer su sectaria interpretación de la protección del medio ambiente y piensen que el empresario, con todos los controles que pueda establecer la autoridad, tienen derecho a serlo y dar un servicio a una ciudadania que tiene derecho a disfrutar de nuestras playas.
Más importante sería arreglar los vertidos como dice también este arquitecto , esto es algo que no puede esperar y con más turistas cada temporada.
Los chiringuitos tienen historia y con historia mucha identificación del pueblo.
Antonio bibiloni, con todos los respetos, efectivamente hablas de los años 50, no tiene nada que ver Mallorca hoy, en nada.
Al Sr arquitecto, lo que sobra es gente en Mallorca, "empresarios", hoteleros... en el mundo hay muchísimos lugares para los negocios, y que fácil es hacer negocio en la isla
10 comentarios
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La izquierda no cambia, ni evoluciona. Viven anclados en una ideología fracasada, caduca, que sólo ofrece bienestar y progreso a sus dirigentes. Y son envidiosos, muuuuuy envidiosos. Odian que todo aquel al que le va bien en la vida, al que tiene libertad, al que quiere decidir por si mismo.
Poden passar per Cala Mesquida, que hi ha un restaurant damunt ses dunes. I per cala agulla.
Esas dunas y arenales tienen cientos de años , y a pesar de chiringuitos gente y temporales , ahí siguen y seguirán . Lo que se busca no es la conservación de algo que se conserva perfectamente por ellos mismo , lo que buscan estos políticos de izquierdas no es más que la ruina de todos los que han sabido destacar un poco . Sois más dañinos que los talibanes , puros terroristas .
Porqué en Malaga o Granada existen chiringuitos de playa, siendo así que la Ley de Costas les afecta tanto como en Baleares? Que no busquen excusas las izquierdas para tratar de imponer su sectaria interpretación de la protección del medio ambiente y piensen que el empresario, con todos los controles que pueda establecer la autoridad, tienen derecho a serlo y dar un servicio a una ciudadania que tiene derecho a disfrutar de nuestras playas.
Fuera chiringuitos y construcciones del espacio publico terrestre.
Más importante sería arreglar los vertidos como dice también este arquitecto , esto es algo que no puede esperar y con más turistas cada temporada. Los chiringuitos tienen historia y con historia mucha identificación del pueblo.
Antonio bibiloni, con todos los respetos, efectivamente hablas de los años 50, no tiene nada que ver Mallorca hoy, en nada. Al Sr arquitecto, lo que sobra es gente en Mallorca, "empresarios", hoteleros... en el mundo hay muchísimos lugares para los negocios, y que fácil es hacer negocio en la isla