«Todo lo smart nos espía». Gemma Galdón, profesora universitaria y fundadora de Etica Consulting, dejó clara las amenazas. La Jornada Privacidad Mallorca repasó ayer lo que hay detras de las amenazas a este derecho gracias a las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial, con la intervención de Galdón, la doctora en computación Nerea Luis y la periodista Esther Paniagua. «Las webs y las aplicaciones se desarrollan así para hacernos yonkis de internet. Es su modelo de negocio», señaló esta última.
La recopilación masiva de datos personales ha alimentado las inteligencias artificiales. «Lo relevante es que, por primera vez, tienen datos de todo lo que hacemos», explicó Galdón: «No hay ninguna evolución tecnológica. Hoy, si paso una tarde en mi casa, lo sabe mi móvil y todas las tecnologías que tiene, mi smart tv o la cámara de la calle que me ha grabado. Un espacio de intimidad se ha convertido en un momento de extracción masiva de datos», alertó.
A partir de esa amenaza a la privacidad surgen peligros para otros derechos. Galdón explica: «Por primera vez en la historia olvidar es más difícil que recordar. Todo queda registrado. Los jóvenes de hoy en día no podrán desarrollar su autonomía, no tienen la posibilidad de equivocarse porque la fotografía de ese momento de experimentación les irá a buscar». Explica consecuencias como despidos por mensajes subidos a las redes con doce años: «Si sabes que la participación en una manifestación puede quedar grabada y salir a la luz cuando hayas cambiado de opinión no actúas igual». Así, pone el derecho a la privacidad como una garantía clave para acceder a otros. «Ya no es un derecho, es el derecho que abre la puerta a los demás».
Por su parte, Nerea Luis abordó cómo se han desarrollado las inteligencias artificiales y cómo toman ya decisiones por nosotros, como cuando las empleamos para conseguir una ruta en Google Maps. «No son una inteligencia a lo Terminator, sino un conjunto enorme a las que hacemos expertas». Sin embargo, estas inteligencias se basan en algoritmos que «han empezado a ser un espejo de nosotros» y a plantear problemas. Mostró una imagen de Barak Obama pixelado: una inteligencia artificial reconstruyó esa foto como la de un hombre blanco: «de forma natural, los que toman las decisiones tienen una forma de pensar y si no hay diversidad de origen llegan algoritmos que no reflejan la diversidad». Luis plantea la necesidad de herramientas que ayuden a que esos algoritmos, que se emplean hasta para filtrar currículums, sean éticos y justos.
Vigilancia
En su intervención, Esther Paniagua repasó cómo, en base a esa recopilación de datos se ha puesto en marcha el capitalismo de la vigilancia. «Se buscó un modelo de negocio a través de la publicidad y la atención de la gente y han mercantilizado internet. Son un sistema totalitario al que estamos sometidos, pero lo hacemos queriendo». Alertó de algunas de las consecuencias, como la polarización: «Los algotirmos imponen filtros burbuja. Nos muestran lo que ya pensamos porque nos presentan cosas o personas con las que hemos interactuado y nos meten más en nuestra burbuja. Además, nos enseñan las posturas radicales contrarias. Lo que no estamos viendo es la mayor parte del espectro, dejamos de tener una visión de un mundo compartido. No tenemos una base común para el diálogo y eso afecta a la democracia».
El apunte
Un centenar de asistentes
La jornada, moderada por la periodista Raquel Agüeros, reunió a un centenar de asistentes en el Caixa Fórum, entre ellos Ramon Roca, director general de Modernització yi Rosa Cursach, directora insular d'Igualtat. En un animado debate, Gemma Galdón explicó una de sus constumbre para proteger su privacidad: «Miento mucho en los cuestionarios».