Ramon García es experto en enfermedades zoonóticas. | M. À. Cañellas

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El presidente del Col·legi Oficial de Veterinaris de Balears, Ramon García, es también jefe de negociado de zoonosis del servicio de Salut Ambiental. Ayer habló en la Reial Acadèmia de Medicina sobre One Health (una salud), el enfoque imprescindible para tener un sistema eficaz.   

¿El enfoque global está relacionado con la llegada de nuevos virus?
—Hay dos cuestiones. Por un lado tenemos enfermedades endémicas, habituales, algunas residuales, pero ahora hay también patógenos emergentes y reemergentes. Los emergentes no existían, o estaban en ámbitos geográficos diferentes que se expanden, por ejemplo la COVID-19, que ha hecho salto intraespecie y se ha consolidado adaptado en la especie humana. También la fiebre del Nilo, que se transmite a través de un mosquito y se ha introducido en otros ámbitos. Teníamos casos puntuales por Andalucía y hace dos años se registró un brote espectacular. Los reemergentes son aquellos que fueron importantes hace años y vuelven con diferentes condiciones, por lo que su impacto es diferente.

¿Ahora hay más casos o se genera más alerta de la necesaria?
—Nos encontramos más con estas situaciones por factores como la globalización, que permite más movimiento de personas, comercio o bienes. El mosquito tigre estaba en Pacífico y sudeste asiático y lo trajo el movimiento de mercancías a Europa. Como además tiene una capacidad de colonización brutal ya está en Mediterráneo. Es competente para transmitir virus que antes no había, por ejemplo el dengue. La gente viaja mucho y muy rápido, por lo que alguien enfermo en Brasil, con zika, comparece en 12 horas a Madrid, le pica un mosquito, y ya es infectivo. También el cambio climático interviene, permite que las especies que antes no podían vivir aquí ahora lo hagan, es favorable y pueden reproducirse.

Da miedo, la verdad.
—Pero es una realidad y hace tiempo que se ve. El tigre entró en España por Catalunya en 2004 y se expandió en coche. Se vio con los brotes. Aquí empezó en Bunyola en 2012 y ahora está en todas partes. A Menorca y Eivissa llegó dos años después.

¿La viruela del mono ya estaba entre nosotros?
—Lo que ha cambiado ahora es la explosión de casos que ha habido. Estamos conectados a las alertas del Ministerio y, en los dos o tres se notificaron casos en Inglaterra de personas procedentes del África tropical donde existe el virus en reservorios animales. Ésa es la clave. El 60 % de enfermedades infecciosas son zoonóticas, es decir, pasan de animales a personas. Hay casos en que el reservorio animal está en una zona sin interacción con las personas pero, por el crecimiento poblacional y la necesidad de llegar a nuevos territorios, interactuamos. En Indonesia deforestaron para hacer granjas de cerdos y los murciélagos que vivían ahí entraron en contacto    con ellos, se adaptaron y pasó a las personas, es el virus nipa y es la dinámica de lo que encontramos a día de hoy, añadido a la facilidad de movimiento.

Será difícil de prevenir.
—Hay que trabajar en las fuentes, donde están los reservorios, en todo lo que es reforestación, o cambio de usos de suelos… Una vez está aquí, no puede ser solo una cuestión de medicina humana. La leishmaniasis es endémica de hace años infinitos, conocemos la canina, porque es su mayor reservorio, aunque siempre ha habido casos en personas, que no han tenido complicaciones más allá de lesiones dérmicas que se suelen autorresolver. Ahora, poco a poco, se ven cada vez más casos. En 2010, en Madrid, hubo un gran brote. Transformaron unos terrenos agrícolas en parques para pasear. Como había muchos conejos y liebres, cuando se dejaron de cazar, proliferaron y se constituyó en reservorio, quien iba a pasear se infectaba. Fue por cambio de uso.

¿Ahora ya se elaboran informes?
—Habitualmente no. Tiene que haber un concepto de salud en todas las políticas. En temas ambientales, donde trabajo, hablamos del control de aguas de consumo, por ejemplo, porque si no está bien potabilizada puede transmitir muchas enfermedades. Hace años en Eivissa una cuba de gasolinera contaminó acuíferos y generó problema importante. Las planificaciones tendrán que valorar qué impacto pueden tener en la salud. Es un planteamiento global, no sólo en infecciosas, hay otros condicionantes.