El prior de La Sang, durante la ceremonia religiosa. | Pilar Pellicer

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Cientos de fieles abarrotaron este domingo la iglesia de l'Anunciació, que acoge al Crist de La Sang, para asistir a la misa solemne que se celebra cada primer domingo de julio con motivo de la festividad del templo. Se celebra el culto a la sangre de Cristo, a la que el prior, Lluc Riera, hizo numerosas alusiones durante su homilía.

La celebración en La Sang reunió a cientos de personas que abarrotaron el templo hasta el punto de que muchas de ellas siguieron el oficio religioso de pie en medio de un intenso calor. Entre los asistentes a la misa se encontraban numerosos miembros de cofradías que portaban medallas conmemorativas de las entidades a las que pertenecen.

La singularidad de esta misa está en que el Crist de La Sang, probablemente la imagen más venerada de Mallorca, es sacado de su lugar habitual y se coloca de pie en el altar. Los prohoms y sobreposats fueron los encargados de realizar este cometido el jueves de la semana pasada. Antes de la pandemia, los asistentes podían acercarse a besar la magnífica talla, pero este domingo no fue posible.

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El prior de l'Anunciació destacó en su homilía que Jesús dio su sangre por amor «y por eso se la considera preciosísima» y reconoció que, pese a que durante su vida pasó momentos delicados, en la cruz se mantuvo fiel con la única compañía de María.

Lluc Riera pidió a los asistentes que sigan el ejemplo de Jesús,  cumplan la voluntad de Dios y acepten de forma amorosa las vicisitudes de la vida. «En lugar de pedir a Dios que te cambie la situación, pide que te deje un sitio en su cruz y, si es por amor, relájate y confía», añadió. El Cristo volverá a su lugar habitual a lo largo de esta misma semana tras la celebración de su festividad.