La prealerta avanza. Tres unidades de demanda han entrado en prealerta y se suman a las cuatro que ya lo estaban. Ahora ya son mayoría.    | Gemma Andreu

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Las reservas hídricas de Baleares se situaron al 46 % en el mes de agosto, tres puntos porcentuales menos que el mes anterior y con una situación igual a la del año pasado. Por islas, todas sufren descensos excepto Menorca, que se mantiene, igual que el mes pasado, en el 43 %. Eivissa pasa del 55 % al 49 %; Mallorca, del 53 % al 49 %; y, Formentera, del 39 % al 37 %.

Respecto a las llamadas unidades de demanda (divisiones territoriales según un origen común del agua y unos retornos igualmente comunes), entran en el escenario de prealerta de sequía Manacor-Felanitx, Tramuntana Nord y Eivissa, sumándose así a las 4 que ya lo estaban (Pla de Mallorca, Artà, Migjorn de Mallorca y Formentera). Por lo tanto, sólo quedan tres unidades de demanda en un escenario de normalidad (Menorca, Tramuntana Sud y Palma-Alcúdia).

Considerando la situación actual y las previsiones meteorológicas, es bastante probable que a finales de septiembre las unidades de demanda de Menorca y Palma-Alcúdia entren también en el escenario de prealerta de sequía. Únicamente Tramuntana Sud se mantendría en un escenario de normalidad.

Los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) indican que, en el conjunto de Balears, agosto ha sido un mes húmedo, con 24 litros por metro cuadrado, ligeramente por encima de su media histórica, que es de 20 litros. En Mallorca, ha sido un mes pluviométricamente normal, con 21,2 litros por metro cuadrado, cuando la media del mes en la Islas es de 20,7 litros. El porcentaje de precipitación interanual en Baleares es un 8% superior a la media del período. En Mallorca, está un 3% por encima de su media. La carencia de precipitaciones típica del verano y las extracciones han provocado un descenso generalizado en todas las unidades de demanda.

Una prealerta de sequía significa que los recursos empiezan a menguar y es necesario empezar a tomar medidas de gestión. Con una situación ya de alerta de sequía, los recursos empiezan a ser escasos y en consecuencia hay que tomar más medidas de gestión, así como iniciar restricciones. Si el otoño presenta una cierta normalidad en cuanto a precipitaciones, no sería necesario llegar a ese extremo. En cualquier caso, los cambios de escenario no se aplican automáticamente porque un mes sea seco o lluvioso. Para que una unidad de demanda sea declarada en prealerta, debe estar un mínimo de tres meses en esa situación. Y lo mismo ocurre para volver a un escenario de normalidad.