¿Cómo surge la idea de su tesis?
— En 2013 hice un trabajo sobre el convento de Santa Margalida y me sorprendió el número de mujeres que había en los conventos de esos siglos. Dependiendo de la época, entre 40 y 80, incluidas menores de 12 años y viudas. También me sorprendió el frecuente grado de parentesco entre religiosas.
¿Y a qué responde ese parentesco?
— No era más que el traslado de la sociedad a los conventos de la estructura de las familias de la nobleza. Para la tesis he analizado la evolución de las estrategias familiares a la hora de tener mujeres propias en los conventos.
Tras la Conquista, ¿cuándo se crean los primeros conventos en Mallorca?
— Santa Margalida se creó en 1232 y Santa Clara, en 1256. Ya en el siglo XIV, aparecen Santa Magdalena, Santa Elisabet -ahora Sant Jeroni- y el Puig de Pollença. Después del Concilio de Trento -siglo XVI-, se añaden Sant Bartomeu d'Inca, Sineu y el Puig d'Inca. A principios del siglo XVII están funcionando ocho conventos en Mallorca.
¿Pero en los primeros conventos ya había clausura?
— No. La clausura fue evolucionando a medida que aumentaba el número de religiosas, creándose problemas en los conventos. Al principio, eran pequeños grupos de mujeres que entraban en los conventos por vocación, inquietudes intelectuales o, como he apuntado antes, por presión de las familias. Podían entrar y salir del convento, pasar unos días fuera, recibir a familiares o ir a su casa para cuidar a los padres si estaban enfermos. Había cierta libertad de tránsito, pero con la Reforma de las Órdenes Monásticas en Mallorca, a partir de mediados del siglo XV, se inicia un proceso de radicalización de la clausura que dura más de un siglo, con normas más rígidas y estrictas. No todos los conventos imponen la clausura radical en el mismo momento. Unos se resisten más que otros.
¿Realmente había menores de 12 años que entraban en los conventos?
— Sí. Antes de la reforma, entraban a los 10-12 años. Después, incluso más pequeñas.
¿Por qué?
— En los conventos se crean grupos de familias. Cuando entran, las niñas se encuentran con familiares de distintas generaciones. No se topan con un ambiente extraño y el rechazo no es tan grande. Hay grupos familiares tan numerosos y poderosos que incluso construyen casas propias de tres pisos en los conventos o grandes celdas con varias habitaciones.
Es decir, ¿los conventos son una especie de monopolio de la nobleza?
— He calculado que el 80 % de las monjas procedía de la nobleza. El 20 % restante estaba a su servicio, aunque éstas últimas no estaban obligadas. En el convento estaban mantenidas, con alimentación asegurada. Estaban mucho mejor que en sus hogares de origen.
¿Ese dominio de la nobleza se mantiene?
— A partir de las Germanies, aparecieron otras clases sociales, como mercaderes ricos, funcionarios o militares de alto rango que repetían los comportamientos de la nobleza, con la que además estaban emparentando. Y entre esos comportamientos repetidos estaba el de introducir mujeres de la familia en los conventos. La endogamia de la nobleza se reflejaba en los conventos. Cada generación familiar tenía sus mujeres monjas y se formaban núcleos muy numerosos. Hubo auténticas dinastías de monjas, incluso en los prioratos.
¿No era más fácil buscarles un matrimonio, un ‘buen partido'?
— Con mujeres en los conventos, las familias nobles no tenían que repartir tanto su riqueza ni dispersar su patrimonio.
¿En qué lugar quedaron las beguinas?
— Las beguinas eran mujeres muy espirituales que vivían también en comunidad, pero no eran monjas. Estaban al margen de la jerarquía eclesiástica. Con la reforma de las órdenes, las beguinas desaparecieron. Sant Jeroni era una comunidad de beguinas, muy vocacionales.
¿Había religiosas que podían salir del convento?
— Antes de la reforma, era más fácil salir del convento, si no tenías a toda la familia en contra de esa decisión. Después de Trento, fue mucho más complicado. Se conseguía muy raramente, con intervención del obispo, y hay que tener en cuenta que si se salía, se perdía la dote. Una monja que salía del convento prácticamente no tenía nada de patrimonio ni a dónde ir.
En cualquier caso, eran mujeres más preparadas que lo normal en esas épocas, ¿no?
— Sí. Estaban bien educadas. Sabían leer y escribir. Después de Trento, aprendían latín y no dejaron de ser un prestigio social para la familia. La priora de un convento tenía poder social y lo ejercía como una auténtica señora feudal. Y no hay que olvidar que se aplicaba una pequeña democracia en los capítulos. Antes de la reforma de las órdenes, se tomaban decisiones por mayoría simple. Con la reforma se impuso la mayoría de dos terceras partes. Antes de la reforma, el priorato era para siempre. Después, se elegía cada tres años, aunque la priora podía ser reelegida si el resto de aspirantes no cumplía los requisitos exigidos.
8 comentarios
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Estructura familia noble típica, y no de hace tanto tiempo.... Primogénito era el Hereu, el segundo hijo militar o cura.... Tercero más de lo mismo... Y la hija fadrina que su obligación era vivir con los padres y cuidarlos hasta su muerte... Y después al convento.....
Ser hombre y morir en una de las múltiples guerras, también aseguraba a la familia tener que repartir menos. Anda que...
si al final ser hombre es vivir en el mundo de yupi, todo sonrisas y nubes
También el primogénito se llevaba la mayor parte de la herencia y los hermanos menores terminaban en un convento o curas. Estoy hablando de varones.
Supongo que no analizarán con perspectiva de ¨genero´actuaciones del siglo XIV !!!!!!!
Los conventos eran efectivamente esto. La regla era que la esposa aportara la dote (bienes materiales y propiedades inmobiliarias) a la hora de casarse para compensar al marido por el mantenimiento y la protección que le brindaría el resto de su vida. Es evidente que, con la cantidad de hijos que las familias nobles tenían en aquella época, era un modo para garantizar el futuro de sus hijas sin dispersar el patrimonio de la familia en demasía. Algunas niñas venían dada en matrimonio para afianzar las relaciones con otras familias poderosas (en esta época el matrimonio por amor no se contempla, no podemos aplicar nuestro metro de juicio actual). El resto iba al convento, que además garantizaba buenas relaciones con el clero (que era de hecho uno de los poderes de la época) y prestigio social para la familia de proveniencia. Los conventos de monjes y frailes tenían una función parecida. Los segundogenitos, que no eran llamados a heredar el poder, entraban en muchos casos en los conventos. Estas instituciones, tanto para mujeres como para hombres, tenían funciones sociales muy valiosas más allá de esto que estamos comentando. Eran prácticamente las únicas instituciones didáctico formativas que existían. Quién no entraba en convento, a no ser que fuera noble y se podía costear una educación, solía quedarse analfabeto toda su vida. Las fuentes escritas que todavía hoy en día se consultan relativa a esta época, se deben a la labor de escritura y conservación que en estos lugares se practicaba. Además los conventos tenían una función social importantísima. En muchos casos eran los únicos lugares de acogida para los huérfanos. Incluso hoy en día, en muchos conventos, se puede observar la "rueda", que comunicaba el exterior con el interior de la institución, donde se abandonaban los bebés cuando una familia humilde sabía que no se podía hacerse cargo de ellos y, en muchos casos, también los hijos ilegítimos de las familias más pudientes. En el convento estos niños y niñas recibían el mantenimiento y la instrucción que en ningún otro caso podrían haber recibido, de no haber ingresado en la institución.
No había frailes, monjes, obispos, etc?
A ver si resulta que ahora los conventos eran hoteles para mujeres nobles con sirvientas. Lo de querer ser monjas por amor a Dios ya para la próxima tesis.