Cien pacientes en lista de espera de Cardiología del Hospital Comarcal de Inca debían ser los primeros en utilizar el plan piloto de telemedicina hasta finales de año.

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La semana pasada el área de Cardiología del Hospital de Inca ponía en práctica un plan piloto de Salut, destinado a reducir las listas de espera, mediante el cual se programaban consultas ‘presenciales' en las que el paciente acudía al hospital y era atendido por videollamada por un especialista contratado por una empresa privada. El enfado entre el colectivo médico, en especial entre los Cardiólogos, no ha tardado en hacerse escuchar y el plan ha quedado suspendido, apenas una semana después de iniciarse. El Col·legi Oficial de Metges de Balears (COMIB) ha mediado entre facultativos y administración recordando que, con esta práctica, «la seguridad del paciente podría estar vulnerada», tal y como explicó la secretaria de la entidad, Rosa Robles.   

Por otra parte, el hecho de que el plan piloto implicara que algunas de las pruebas de diagnóstico que habitualmente hacen los cardiólogos las pasaran a hacer enfermeras del servicio, con formación específica, abría el debate del intrusismo competencial entre profesionales. «Hay que hacer las cosas bien», añadió la doctora Robles. Por su parte, el Sindicato Médico también puso el acento en si se ponía en riesgo la seguridad de los pacientes. «¿Por qué no se da esto a médicos cardiólogos de esta comunidad?», se preguntaba su presidente, Miguel Lázaro. «¿Por qué no intentan captarlos dentro del sistema?».

Y esa es la solución adoptada. Salut ha suspendido el programa y aquellos pacientes que ya habían sido citados (debían ser un centenar antes de acabar el año pero en el plazo de una semana han sido una veintena) mantendrán su consulta presencial y finalmente les atenderá o bien un especialista de Inca, o bien un cardiólogo de otro hospital que se desplazará a este centro varios días a la semana. Esta práctica ya se realiza, por ejemplo, con el servicio de oncología de Can Misses (Eivissa). Simebal denunció también que, con esta derivación a la telemedicina, «se ha dado un paso más a la privatización del sistema». Y es que los cardiólogos que debían atender en remoto a los pacientes no eran de otros hospitales públicos, sino especialistas contratados por una empresa que opera a nivel nacional.

Además, la apuesta por la videoconsulta se hizo «porque no sabe ni captar ni fidelizar a los médicos. Se van y algún día habrá que hablar de la fuga de médicos de la sanidad pública», señaló el doctor Lázaro. Desde el hospital comarcal defienden que tienen una plantilla propia consolidada de cuatro cardiólogos, a los que se les sumará ayuda externa. Como no hay especialistas de urgencias, todos ellos se dedican a la atención de planta y consultas externas. Sin embargo, «veníamos de una situación muy complicada con la pandemia del coronavirus y encima hemos tenido carencia de profesionales», explicó en su día a este periódico, la gerente, Soledad Gallardo, quien aclaró que por ese motivo se había puesto en marcha el plan piloto de telemedicina que ahora ha sido aparcado.