Fachada de las 64 Cases, en La Soledat. | Laura Becerra

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«Ya hemos visto alemanes por la barriada. Allí están construyendo y aquí hay abandono». Quien habla es una vecina de La Soledat sur, ahora mismo el mejor ejemplo del contraste urbanístico. Las 64 Cases, en la calle Bogotá, sobreviven como cuatro bloques de VPO que revelan el abandono institucional, mientras que a una calle de distancia se están levantando pisos a medio millón de euros.

Las 64 Cases está justo en la frontera entre La Soledat sur y el boyante Nou Llevant, epicentro de nuevas construcciones. El colectivo Aatomic Lab se ha unido a urbanistas y arquitectos como Isabel Martín para lograr un acuerdo entre las comunidades de propietarios e impulsar la rehabilitación de estos bloques de viviendas. «Lo bueno es que ahora, cuando estamos al lado de ellos [los nuevos pisos de lujo], hay más presencia policial», dice esta vecina. Ella vivió «en el apogeo de la decadencia de La Soledat, cuando había drogas y se ganó la fama». Apostó por la barriada y se compró un piso en las 64 Cases en 2003.

El cofundador de Aatomic Lab, Carles Gispert, que a través de Arquitecturas Colectivas lleva tres años trabajando con la entidad en la barriada, dice que  «este edificio es el último de toda la serie de VPO que se construyeron en el barrio. Los arquitectos colocaron los balcones en el interior y no hay luz natural. Los vecinos tenían que ir a buscar agua a la fuente en 1981».

Este «abandono constante de la Administración» se une a «gente sin conocimiento» que debe pelear con circunstancias adversas. «La mitad de los vecinos no tienen trabajo», cuenta otro vecino, que pide no ser identificado: «Me dio un infarto y vivo en un segundo. ¿Qué ascensor va a haber aquí? La mitad somos propietarios y teníamos un garaje pero no podíamos aparcar los  coches porque los desarmaban. Y el parque de los niños lo vendió el Ibavi a un taller mecánico para convertirlo en un aparcamiento».

Isabel Martín, especializada en arquitectura de género, recuerda que «todos los edificios de VPO de la zona están rehabilitados menos estos». Martín pelea por «incorporar la voz de las mujeres». De hecho, ellas son mayoría en las reuniones con Aatomic Lab para lograr una mancomunidad que les permita tener más fuerza a la hora de lograr ayudas públicas y así rehabilitar estos bloques. Con los problemas sociales que sufren los vecinos, unido a su falta de organización, «a esta gente les han entregado una bomba de relojería», insiste Martín, que se ha unido al arquitecto Santiago Cirugeda para impulsar la rehabilitación de las 64 Cases.

Por su parte, Gispert señala que «trabajamos para la coordinación de las vecinas para poder organizar y mejorar el bloque. El objetivo es escuchar la voz de las mujeres del barrio para que puedan tener capacidad de negociación». La unión hace la fuerza y Aatomic Lab, consciente de esta premisa, trabaja para que los vecinos hagan frente común. «Todo esto eran huertos», relata otro vecino, que observa las viviendas de alto standing junto a unas VPO amenazadas por el abandono y la gentrificación.