La feria Fitur-Madrid de 2023 pasará a la historia como la más mediática, revolucionaria y con interés empresarial y político de que la próxima temporada turística sea la mejor de la historia, siempre y cuando el presidente ruso, Vladímir Putin, lo permita y la incipiente recesión en los mercados emisores quede en eso, en incipiente y no se confirme. La inauguración de este Fitur en un año electoral por los Reyes no ha pasado desapercibido para nadie. Hay mucho en juego a nivel político y el mundo empresarial es muy consciente de ello, de ahí esa especie de dejarse querer y no crear más problemas de los que ya hay encima de la mesa.
El director norteamericano Bob Fosse de la oscarizada película All That Jazz podría haberse inspirado tranquilamente en las idas y venidas de todo lo que acontece a nivel personal en el turismo balear. Peleas, odios, reencuentros, recaídas físicas y el ánimo siempre templado para afrontar el día a día con espíritu positivo, pese a los desánimos de los desencuentros. El estand balear, dentro de este contexto, fue un espectáculo ayer. Hubo de todo y todos se dejaron ver. Los partidos hicieron su presencia, alguno de ellos solo de forma epistolar y apocalíptica a distancia. Habrá que ver qué pasa con las elecciones municipales y autonómicas, porque una temporada como la que se avecina, con récord de visitantes pese a los agoreros y plañideras de siempre, va a generar muchas tensiones, por no decir otra cosa mucho más fuerte.
El primer día de Fitur, con la presencia activa de representantes políticos de las Islas y a nivel estatal, confirma que ninguna comunidad autónoma está dormida y que habrá mucha competencia. Habrá que ver cómo actúan Turquía, Egipto, Túnez, Croacia y Grecia. En la ITB de Berlín, con todo más clarificado, se podrán sacar conclusiones. Y en Semana Santa se confirmarán o no esas previsiones positivas que los hoteleros reconocen con la boca pequeña, pero nunca de forma oficial. El CEO de Meliá, Gabriel Escarrer, sí que reconoció ayer que la temporada viene a priori bien «pero con un prudente optimismo». Los indicadores no señalan que suceda lo contrario y el lobby Exceltur, que preside Escarrer, sitúa a Balears en una posición de liderazgo durante la temporada de 2023 y en niveles muy superiores a la de 2019.
En los próximos días, Fitur confirmará estas tendencias y sensaciones, pero el sentir general es que hace un año exactamente estábamos bajo el síndrome de la variante de la pandemia ómicron y la guerra ruso-ucraniana. Al final, Balears superó todos sus registros de volumen de negocio, ingresos y gasto turístico de junio a octubre. Lo que sí nadie pone en tela de juicio es el buen hacer de la presidenta Francina Armengol y su capacidad de atracción para todos los actores turísticos a nivel estatal. Balears tiene gancho y desde fuera se sabe valorar el buen trabajo en sostenibilidad y circularidad en materia turística. Son palabras mañidas que no pueden sonar a nada, pero que sí valora Bruselas a la hora de abrir la caja y entregar fondos europeos Next Generation. Las fiestas de Sant Sebastià dejarán hoy el estand semivacío. El conseller Negueruela sí que estará.
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