En la imagen de izquierda a derecha: gofres en forma de pene y vagina, helado enrollado y empanadas argentinas.

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Surgieron como negocio innovador, se popularizaron al extremo invadiendo los cascos antiguos de las principales capitales y en cuestión de pocos años cayeron en el olvido. Es el sino de muchas de las modas de los últimos tiempos: desde los gofres en forma de pene (las conocidas como 'pollerías'), pasando por los helados congelados en forma de rollitos, hasta los 'bubble teas'. Fenómenos explosivos, pero pasajeros.

«¡¿No lo has probado?!». Parece obligatorio saborear, al menos una vez, la última tendencia culinaria que llega a la isla. Está en boca de todos e invade las publicaciones en redes sociales. Da igual el producto que sea, el modus operandi es el mismo: se populariza en las principales capitales y al llegar a Palma se producen colas infinitas. Es un verdadero 'boom'. Ocurrió en mayo de 2021, cuando los famosos 'pollofres' que triunfaban en el barrio de La Latina de Madrid llegaron al casco antiguo de Ciutat. Hasta más de dos horas de espera se formaban los primeros días frente al local de la calle Vidriera para comprar un gofre en forma de pene o vagina. Solo en Palma llegaron a coexistir tres 'pollerías'. Sin embargo, dos años después, diluida ya esa locura inicial, tan solo queda abierto el local de la calle Sindicato. Uno de los que echó el cierre, en el carrer dels Oms, ahora se ha reconvertido en una tienda de empanadas argentinas, la nueva tendencia culinaria que ahora arrasa.

Colas en la primera 'pollería' de Palma, en la calle Vidriera. Mayo de 2021.

Las 'pollerías' o las empanadas son solo uno de los ejemplos más visibles de este nuevo modelo de negocios efímeros. El mismo destino siguieron las heladerías que ofrecían helado congelado y enrollado sobre sí mismo -muy popular en 2016-, las cadenas de berlinas de mil y un sabores o los 'bublle tea', tés helados con bolitas de sabores. Hace una década, Palma aglutinó varios establecimientos de tés de sabores y, aunque la mayoría fueron echando paulatinamente el cierre, aún perviven dos. Aunque pocas, hay modas que sobreviven al paso de los años. Es el caso de las bocaterías de jamón serrano, que, bien sea por su atractivo turístico o la sencillez de su oferta gastronómica, todavía se dejan ver en el casco urbano.

César Amable, empresario mallorquín y presidente de PIMEM Restauració, no percibe que este tipo de negocios perjudiquen al tejido empresarial local. Más bien todo lo contrario: «Es una competencia más y, como tal, obliga a mejorar, a tener que innovar». Su habitual corta vida «convierte la oferta casi como en la canción del verano, un atractivo añadido de la temporada».

Ahora es tiempo de empanadas argentinas. En un breve paseo por el centro palmesano se ubican al menos cuatro locales, a los que hay que sumar los puestos itinerantes en ferias y eventos. El tiempo dirá si las empanadas logran consolidarse como oferta gastronómica común o en unos meses o años se añaden al listado de modas pasajeras y dan paso en sus locales a nuevos negocios, quizá con productos más exóticos o graciosos.