Llorenç Galmés se abraza con Jaime Martínez el lunes en el Parlament. | M. À. Cañellas - M.A. CAÑELLAS

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Llorenç Galmés se ha asegurado evitar tener que pasar por el mal trago de su compañero de partido y alcalde de Palma, Jaime Martínez, que al querer gobernar en solitario en Cort ha acabado con el ayuntamiento completamente bloqueado. Tanto Vox como el PSIB, Més y Podemos votaron en el primer pleno en contra de aprobar la organización del Consistorio, la composición de las diferentes comisiones municipales y las retribuciones que recibirán los regidores y diferentes grupos. Una situación que Galmés podría haber padecido de manera similar. Al convertir a Vox en su socio es algo que se ahorra.

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Sin embargo, por mucho que el próximo presidente insular insistiera en que la negociación para gobernar en el Consell fue totalmente libre, hay que tener en cuenta que no deja de ser un apaño entre las cúpulas de ambos partidos para equilibrar intereses a nivel autonómico. Marga Prohens será investida mañana presidenta por haber cedido, precisamente, los consells de Mallorca y Menorca, además de haber aceptado gran parte de los postulados de Vox. Este acuerdo, que se anució la semana pasado, justo el día del Orgullo, envalentonó a la derecha identitaria, que ha sido especialmente dura en la negociación con Galmés, que la ha desempeñado una responsable del partido llegada de Madrid.

El PP se plantó con firmeza ante la petición de Vox de hacerse con el departamento de Cultura, algo que no podían permitir. Lo mismo ocurrió con la idea de prolongar autopistas. Finalmente, los de Pedro Bestard se quedan con Medi Ambient, una área importante que no luce nada y solo genera problemas. Para reducir más las tarifas de residuos, como prometen, tendrán que subvencionar a las concesionarias, que tienen contratos asfixiantes para el Consell, que debe velar porque cobren su parte. Un legado de Munar.