Carlos Guerrero, Antoni Jaume, Isaac Lera y Gabriel Moyà, investigadores del Departament de Ciències Matemàtiques i Informàtica de la UIB, han analizado la utilización de ChatGPT como herramienta de apoyo en la enseñanza.
En un estudio presentado este jueves en la Universitat, los cuatro investigadores concluyen que el uso de ChatGPT, y otros chatbots, será positivo en todos los niveles de la enseñanza (primaria, secundaria y superior), pero requerirá adaptaciones importantes de los docentes, y motivarles para ello, en la forma en que se imparten los estudios y en los tipos de actividades que se solicitan a los alumnos, llegando incluso a la modificación de los planes de estudios y la organización actual de las titulaciones. Todo un cambio de paradigma.
Desde el punto de vista del profesorado, la investigación ha utilizado ChatGPT para elaborar material didáctico, crear enunciados y soluciones de ejercicios y prácticas, evaluar y corregir respuestas de alumnos o planificar la docencia. Desde el punto de vista de los alumnos, se han realizado pruebas en apartados como la resolución de actividades, la generación de resúmenes, síntesis y material de estudio, la autoevaluación del aprendizaje y la redacción de informes técnicos.
Así, los autores del estudio apuntan que ChatGPT muestra un comportamiento «más que adecuado» a la hora de generar material, ejercicios, contenido o programación docente, entre otros aspectos. Por contra, han detectado limitaciones en la evaluación de contenidos, especialmente en aquellos más prácticos y en los que se requiere un razonamiento más complejo. No obstante, para los investigadores, la evaluación de contenidos teóricos ha sido «muy aceptable».
En cualquier caso, los autores destacan la importancia de una redacción adecuada y precisa de los prompts o peticiones que se formulan a ChatGPT, ya que de éstas depende en gran parte la idoneidad de las respuestas generadas. Los investigadores señalan que este estudio inicial se ha llevado a cabo con ChatGPT 3.5, pero será necesario realizar el mismo análisis con otras herramientas de inteligencia artificial y con la nueva versión ChatGPT 4.0, con un rendimiento mucho más elevado que la anterior.
Los autores no le ven sentido al alarmismo generado ante la presunta posibilidad de que ChatGPT pueda suponer la desaparición de los trabajos realizados por los alumnos o de la función de los docentes: «Sí puede suponer un ahorro de trabajo para los profesores, pero sin olvidar que la información aportada por ChatGPT tiene que ser verificada y contextualizada, pues puede no ser cierta al 100 % si ha recurrido a fuentes incorrectas. Por su parte, el alumno debe analizar las respuestas que le ofrece ChatGPT y no puede perder la capacidad de trabajar de manera autónoma. De todos modos, el avance es tan rápido que no podemos imaginar lo que ocurrirá en unos años y el nivel de perfeccionamiento que se conseguirá Ahora ya se trabaja en clase con internet, pero ChatGPT representa un avance en las competencias digitales, principalmente por su capacidad de generar nuevos textos, más allá de lo que ofrece la red».
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ChatGPT tiene un potencial como para volverse loco. Ya veremos cómo lo usa cada cual, pero es una herramienta brutal. Toda una revolución tecnológica y de gestión del conocimiento.