Con respecto al mercado de trabajo, al margen de la estacionalidad característica de las Baleares, el año 2022 se cerraba con el 42 % de todas las personas jóvenes trabajando, la mayor cifra de un fin de año desde 2019.
A nivel nacional, los jóvenes siguen retrasando la edad de emancipación hasta los 30 años, la más alta de las últimas dos décadas, y cuando dan el paso tienen que emplear más del 80 % de sus ingresos a pagar el alquiler de esa vivienda si quieren vivir en solitario. «Nos emancipamos cuando dejamos de ser jóvenes», destaca el Consejo de la Juventud en su último barómetro a cierre de 2022, que muestra un estancamiento de la tasa de emancipación juvenil en el 15,9 %, la mitad que la de la Unión Europea -31,9 %.
En la víspera del Día de la Juventud, los datos del Observatorio de Emancipación sitúan la edad media de emancipación en 30,3 años y concluyen que tener estudios superiores e incluso trabajo, no es suficiente para acceder a una vivienda, comprada o de alquiler. «La edad de emancipación ha subido a los 30 años, la cifra más alta desde que el observatorio publica este informe, hace 20 años; sobrepasamos la cifra que define ser joven, en España independizarse es prácticamente una quimera», ha explicado este viernes Andrea González Henry, presidenta del Consejo de la Juventud de España, en la presentación del estudio.
El empleo no era suficiente para poder acceder a una vivienda, ya fuera comprada o de alquiler. Pese a que el salario medio de una persona joven subió un 4,6 % hasta 13.079 euros netos al año (o 1.089 euros netos al mes), el precio del alquiler lo hizo un 7,55 % (precio medio de 912 euros). Por tanto, para pagar un alquiler en solitario un joven trabajador tendría que dedicar el 83,7 % de su sueldo, a lo que habría que sumar 141 euros de media de los suministros y servicios de una vivienda (como los recibos de agua, luz, gas, etc.), lo que absorbería su salario (96,6 % de su sueldo) y apenas le quedarían unos 40 euros para comer, ropa y ocio.
«Algo completamente inasumible», concluye el Consejo de la Juventud que atribuye esa situación a la falta de acción política y a la gran especulación en el mercado de la vivienda. Los estudios superiores tampoco garantizaban poder emanciparse. Sólo el 22,9 % de los jóvenes con estudios universitario o de FP Superior se habían podido emancipar. Además, para los que no continuaba estudiando la tasa de emancipación era similar entre quienes tenían estudios superiores y entre quienes no los tenían. El informe recoge también que dos de cada cinco jóvenes con estudios superiores tenían un puesto de trabajo que requería una menor formación que la suya.
«Más de la mitad de los que se emancipan son mujeres y el 32 % lo hace en provincias distintas a las suyas», ha destacado el sociólogo Joffre López, durante la presentación del estudio. En 2022, el 30,2 % de las personas jóvenes se encontraban en riesgo de pobreza o exclusión social; de los que tenían trabajo, uno cada 5 se encontraban también en esta situación, destaca el informe del segundo semestre de 2022 realizado con cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el Banco de España y Eurostat.
Tras dos semestres de ligeras subidas en la tasa de emancipación juvenil, en el segundo semestre de 2022 el porcentaje de personas jóvenes en España que vivían fuera del hogar familiar se estancó en el 15,9, al igual que la edad media estimada de 30,3 años.
Una de cada tres personas jóvenes que viven de alquiler se ven obligadas a hacerlo en una vivienda compartida. «Las subidas en los precios del alquiler y la vivienda hacían que para una persona joven fuera imposible emanciparse sin sobreendeudarse», ha aseverado el sociólogo.
El alquiler medio de una habitación era a finales de 2022 de 282,19 euros, el 25,9 % del salario medio joven; la entrada de una vivienda se establecía en 49.852,20 euros, el equivalente a 3,8 años completos de sueldo de alguien que tuviera menos de 30 años.
El Bono Alquiler Joven no había llegado a finales de 2022 a la gran mayoría de las personas que podían acogerse a él. Además, según las previsiones del Gobierno, la ayuda llegaría a unas 65.000, el 0,9 % de la población joven en España (7 millones). Para poder optar al bono, las personas jóvenes tenían que estar ya alquilando una vivienda, por lo que no se puede considerar una ayuda para emanciparse, lamenta el Consejo de la Juventud.
Pese a que los contratos fijos discontinuos pasaron de 23.569 un año antes a 233.828, casi diez veces más, la tasa de paro de los jóvenes seguía siendo en 2022 mucho mayor que la de la población general: el 22,2 % frente al 12,9 %. «La política se ha desconectado de los jóvenes, hay problemas reales como el de la emancipación; hay que hacer política no para la juventud, sino con la juventud», ha reclamado la presidenta del Consejo de la Juventud de España.
Para Juan Antonio Báez, vicepresidente y responsable de socioeconómica del CJE, «las políticas de juventud en muchos casos se convierten en una huida hacia adelante que no resuelven de manera estructural los problemas principales de la juventud, como son la vivienda y el empleo, y que provocan grandes problemas de salud mental para la población joven, cuya principal causa de muerte es el suicidio»
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