Imagen reciente de la playa de Es Trenc, abarrotada de bañistas. | Elena Ballestero |PALMA

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Baleares lleva meses encaminada hacia un año de récord absoluto en llegadas de turistas. Las previsiones de cara al último trimestre confirman que la cifra de visitantes con la que se cerrará 2023 no solo va a ser la mayor de la historia, sino que va a romper la barrera simbólica y psicológica de los 17 millones y además va a hacerlo de manera holgada.

Así, Baleares registrará este año una cifra de visitas turísticas que solo una treintena corta de países en todo el mundo (una vez recuperados los grandes destinos asiáticos de la pandemia) son capaces de alcanzar. La mejor temporada turística de la historia también deparará, lógicamente, la mayor facturación nunca antes registrada: se espera una cifra cercana a los 20.000 millones de euros si todo discurre con normalidad. Y todo ello justo en un momento en que el debate sobre la masificación turística eleva cada vez más sus decibelios, especialmente en los meses de verano.

Hasta ahora, el volumen de turistas que han visitado el Archipiélago en un año natural no había superado nunca los 16,5 millones, que fue la cifra registrada en 2018 (por ahora, el año que sigue ostentando el máximo histórico de visitas) y también en el pasado 2022.

A tenor de los datos publicados hasta ahora por el Institut d'Estadística de les Illes Balears (IBESTAT) en base a la estadística de movimientos turísticos en frontera (Frontur), esas marcas van a quedar muy atrás cuando finalice 2023. Solo hasta julio (esta próxima semana se conocerán los registros de agosto), ya han pasado 840.000 turistas más que en el mismo periodo de 2022.

Cabe tener en cuenta además que el pasado fue un año inusual, en el que el arreón del cuarto trimestre -con un volumen de llegadas excepcional en octubre y noviembre espoleado por el buen tiempo- permitió maximizar registros. No obstante, las previsiones para el cierre de 2023 -que supera las llegadas de 2022 en todos los meses- apuntan a un comportamiento similar en este último tramo del año.

Desde la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) se espera que al menos en octubre se registren unas cifras «similares» a las del año pasado, igual que en los meses siguientes. Una tendencia análoga se observa en el segmento del alquiler turístico, que prevé un último tramo del año «muy parecido» al de 2022. Así lo constatan fuentes de la Federación Balear de Viviendas de Alquiler Turístico (FEVATUR), que sitúan en un 65 % de la planta abierta las previsiones de ocupación en noviembre y diciembre.

Por otra parte, la Asociación Española para la Coordinación y Facilitación de Franjas Horarias (AEFCA) anticipa incluso un aumento de los vuelos programados hasta niveles inéditos hasta la fecha. El progresivo descenso del precio de los billetes va a contribuir a mantener la actividad a un nivel relativamente alto para la temporada baja.

El anterior Govern fijó los 16,5 millones que se registraron en 2018 (y que se repetiría en 2022) como un límite que no se debía superar y que, en todo caso, debía tender más bien a reducirse. Así lo reivindicaba el ex conseller de Turisme, Iago Negueruela, al defender la posibilidad de mayor facturacón y grado de ocupación con menos turistas. En ese sentido, esos 16,5 millones de visitantes «es un máximo que no se debe superar, sino que debe tender a disminuirse».

Las políticas de decrecimiento que impulsaba el anterior Ejecutivo van a quedar ahora en suspenso con los nuevos mandatarios, quienes, con el actual conseller, Jaume Bauzà, a la cabeza, preparan una derogación de la moratoria de plazas: el techo de plazas se fijará en cada una de las islas por parte de los consells insulares