A la derecha, Águeda, junto a compañeras durante un voluntariado en la Fundació Monti-sion.
Águeda Oliver, 18 años, ha sido alumna del Colegio Montesión. La cercanía del centro con la Fundació Monti-sion Solidària la ha llevado a ver el voluntariado como una forma de vida. Empezó entre 4º de la ESO y 1º de Bachillerato de forma comprometida: «Desde bien jóvenes, el colegio nos inculca la educación pastoral. A una compañera y a mí nos propusieron hacer un voluntariado todos los jueves. Enseguida dijimos que sí. No eran cosas puntuales, sino una ayuda real. He tenido la oportunidad de acompañar a personas mayores que me han parecido admirables. Agradecía mucho poder hablar con ellas», explica la joven que ahora estudia Ingeniería Biomédica en Bilbao.
7 comentarios
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Se voluntario en tiempos de capitalismo extremo donde no te puedes comprar una casa o un coche es una total y absoluta contradicción. Si lo hacen porque se siente mejor psicológicamente adelante. De lo contrario es mejor que empiecen a gastar su tiempo en trabajar para ahorrar para comprarse una casa. La coyuntura económica es muy compleja y a ellos nadie les va a ayudar a la hora de tener un techo.
Aquí es parla de les persones solidàries i compromeses que sacrifiquen el seu temps lliure per ser útils a altres persones més necessitades, i que ho fan simplement per altruisme. Això pens que és ben mereixedor d'admiració i lloança. Les actituds personalistes d'alguns dirigents d'aquestes entitats no poden eclipsar la impagable labor del voluntariat. Gràcies, voluntaris, per contribuir a un món millor!
¿ POR QUÉ NO AYUDAN A SUS ABUELOS Y PADRES MAYORES?
Enhorabuena
Así es. La era del selfi.
El voluntaris estan bé, però fins a certs límits. Que moltes vegades s'aprofiten d'aquests per estalviar-se contractar treballadors, que seria el correcte.
Sin cobrar anda que kos directivos de UNICEF etc alojan en hoteles de lujo coches de lujo y sueldos astronómicos y asi muchas ong