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Bernat Oliver es el autor de la tesis doctoral El patrimoni marítim flotant de Mallorca. Identificació i valoració de l'embarcació tradicional, presentada recientemente en la UIB. En la tesis, Oliver realiza la última actualización de los inventarios que ha elaborado en las últimas décadas de las embarcaciones tradicionales de la Isla: 1994, 1996, 2001, 2010 y la actualización de 2022. En esta catalogación se encuentran los bots, llaüts, pasteres y gussis, como embarcaciones menores, y las barques de bou y los pailebots como embarcaciones mayores.

Oliver explica que «las embarcaciones tradicionales de Mallorca han pasado de ser de faena a reconvertirse en las últimas décadas a los usos de pesca recreativa y ocio en general. Como tradicionales en su fabricación, y con tipologías y materiales utilizados por mestres d'aixa y atarazanas de la Isla, el inventario de 1996 presentaba un total de 1.365 embarcaciones, mientras que el último de 2022 recoge 563, una reducción del 59 %. Las más antiguas de las que todavía se conservan fueron construidas a finales del siglo XIX y principios del XX».

Para el doctor en Historia, «las causas de esta considerable pérdida son diversas. Por un lado, la aparición de la fibra y nuevos materiales en la náutica en los años 50 y 60 del siglo pasado ofreció más modernidad, comodidad, economía, velocidad, capacidad y prestaciones en general. Ello dio la oportunidad de elegir entre embarcaciones tradicionales y modernas. Otra causa ha sido la gentrificación de los puertos. Las embarcaciones tradicionales, más pequeñas, han sido desplazadas o sustituidas por las más modernas, perdiéndose el carácter local y de comunidad que había en los puertos. Una tercera causa ha sido la construcción en serie de las embarcaciones modernas. Se construyen más en menos tiempo y todas iguales en una serie. Un mestre d'aixa puede construir varias embarcaciones siguiendo unas mismas plantillas, pero nunca serán iguales».

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Una de las principales novedades de la tesis es la identificación, el establecimiento de tipologías y subtipologías, y la definición de la valoración patrimonial de las embarcaciones, cada una con su personalidad. Oliver señala que «he establecido siete criterios: singularidad constructiva y tipológica, antigüedad, estado de conservación, originalidad, valor testimonial, variabilidad morfológica y conservación del uso. A partir de estos criterios, se pueden valorar otras cuestiones como por ejemplo el número de embarcaciones que quedan de una determinada tipología o cuántas corresponden a un mismo mestre d'aixa».

El historiador indica que «tal vez, la única ventaja en el estudio de este patrimonio marítimo es que se trata de una flota cerrada. Hay muy poca construcción nueva y los mestres d'aixa, actualmente una treintena, se dedican fundamentalmente a la reparación. En el estado de las embarcaciones podemos encontrar de todo, pero, en general, es bueno, siempre teniendo en cuenta que estamos de hablando de madera en contacto con el mar y, por tanto, hay que cuidarla, dependiendo de la voluntad del propietario en su mantenimiento».

Oliver destaca que «el tópico de que, siendo unas islas, ahora vivimos de espaldas al mar es totalmente cierto. Sin embargo, desde la aparición del hombre en Baleares hasta la aviación, en las Islas siempre hemos sido marineros. No había otra manera de contactar con el resto del mundo, si bien por el mar también llegaban las invasiones, las amenazas y los peligros. En cualquier caso, no estamos siendo lo respetuosos que deberíamos ser con el mar, con anclas en la posidonia, motos acuáticas, vertidos y plásticos, además de sobreexplotarlo».

El apunte

Un patrimonio que continúa utilizándose en la promoción turística

En opinión de Oliver, «otros países europeos son más respetuosos con el mar y el patrimonio marítimo. La cultura de la navegación tradicional se está perdiendo. Las casas de marineros y pescadores siempre han sido humildes, como vemos en los barrios históricos de los núcleos costeros, mientras que ahora se relaciona náutica con pijerío. Deberíamos preocuparnos más por la conservación de un patrimonio que seguimos utilizando en los carteles de promoción turística. El Consell está estudiando posibles ayudas para el mantenimiento y los propietarios reclaman descuentos en los amarres».