Un niño en clase. | Pixabay

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Se acercan las fiestas de Navidad y los estudiantes comienzan sus ansiadas vacaciones. Una de las épocas más felices del año para los pequeños y jóvenes que se puede amargar con los temidos deberes escolares. Una realidad que no gusta a los padres por truncar los planes y que no cuenta tampoco con la aprobación de especialistas de la educación en Mallorca o de los propios profesores.

La manera de aplicar las cargas de trabajo adicional fuera del periodo lectivo no es homogénea, los más pequeños son los que salen mejor parados, ya que, según explica la presidenta de la Asociación de Directores de Educación Infantil y Primaria de Mallorca (Adipma) y directora del CEIP Ses Rotes Velles (Calvià), Joana María Mas, «la mayoría de los centros públicos nos acogemos a una normativa que sacó la Conselleria hace unos años que decía que los deberes deben ser algo complementario y no pueden ser como una segunda jornada escolar en casa». Además, no pueden ser sobre algún conocimiento que se haya tratado poco en clase, no deben costar, sino que debe reforzar.

En este sentido, el objetivo es encargar una tarea que motive a los estudiantes, como buscar información sobre un proyecto, leer o investigar sobre un tema para luego hacer una redacción. Aunque parezca mentira, Mas asegura que «hay familias que piden que se pongan deberes en Navidades para que [los niños] no estén ociosos», por lo que los centros suelen recomendar páginas web educativas para hacer actividades libres que no se piden a la vuelta de las vacaciones.

La visión de los progenitores con relación a este tema es tajante: «Si se ponen deberes en el periodo vacacional, deben ser completamente voluntarios y no evaluables». Así lo indica la presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Mallorca (FAPA), Cristina Conti, quien considera que «se puede poner algún tipo de tarea, pero en ningún caso obligatoria, porque cada familia, aunque pese, tiene sus planes de Navidad, sus espacios y su vida». «Si hay vacaciones, debe ser cada uno quien se organice el tiempo como quiera», añade.

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Asimismo, defiende que los deberes obligatorios son «segregadores», porque habrá familias que dispongan de tiempo y capacidad para estar encima de los niños y echarles una mano, pero otras no podrán acompañarlos en el proceso formativo. En relación a esto, el decano del Colegio de Pedagogía y Psicología de Baleares (Coppib), Pep J. Quetglas, añade que también existe discriminación entre las familias puesto que algunas pueden ofrecerle ayuda complementaria a sus hijos, como clases de repaso, mientras que otras no. «Los padres no tienen porqué saber la solución, ni tan siquiera conocer la materia en cuestión», dice.

Además, si los deberes que se mandan son de una tarea pendiente, es decir, de un conocimiento que todavía se está aprendiendo, «las posibilidad de hacerlos mal se multiplican», a solas en casa. De hecho, si un alumno en cuestión hace el trabajo mal y nadie le corrige de inmediato, cometerá el mismo error sistemáticamente en ejercicios parecidos porque dará por buena una respuesta incorrecta; lo que se conoce como ‘transfer negativo'. Esto no quiere decir que no se deban mandar deberes a casa, sino que no se pueden encargar tareas de manera generalizada. Esta es la postura de la psicóloga de la educación en el Colegio Oficial de Psicología de Baleares (Copib) Critina Hill, quien señala que «debe haber coordinación entre los profesores para que no se sobrecargue a los niños y sólo dar deberes a quienes lo necesiten». «No es tanto por recuperar los días de vacaciones, sino para que los niños capten la importancia del estudio, de no perder la rutina, administrar el tiempo y tener unas obligaciones», concreta.

Este punto también lo comparten desde ANPE Baleares, su presidente, Víctor Villatoro, subraya «la necesidad de introducir racionalidad a la hora de pautar los deberes escolares, respetando que siempre se hagan de manera adecuada y con proporcionalidad a la edad y el nivel educativo del alumno. Así como, teniendo en cuenta la autoridad del profesorado a la hora de valorar qué alumnos necesitan o no un refuerzo». Sobre esto último, matiza que «los más pequeños no necesitan muchas actividades, mientras que los que cursan segundo de bachillerato y preparan selectividad no pueden desconectar durante las tres semanas que duran las vacaciones de Navidad».

Fomento de la lectura

Tanto Hill como Quetglas apuntan hacia la lectura como una buena opción a la hora de mandar tarea adicional de cara al periodo vacacional. «Se está hablando mucho de quitar las pantallas en los colegios y es por algo, el nivel de lectura ha bajado mucho, por lo que es bueno fomentarla también en casa», indica la primera. «El periodo de Navidad es demasiado corto como para poner deberes. No tiene que haber una desconexión total, están bien las tareas puntuales y las lecturas, porque el nivel de lectura en secundaria no es que sea muy elevado», explica Quetlgas. Esta idea la refuerza el último Informe del Programa para la Evaluación Integral de Alumnos (PISA), publicado recientemente, en el que queda patente el bajo nivel de Lectura de los alumnos Baleares, con una puntuación de 472 puntos; por debajo de la media nacional situada en 474.

Esta alternativa a los deberes convencionales sí cuentan con el beneplácito de los padres en estas fechas, ya que como dice Conti (Fapa) si tiene que haber no deben ir «más allá de la recomendación de una lectura o el visionado de alguna película navideña». De igual manera, Villatoro expresa que, aunque en niveles superiores no puede haber una desconexión total, tampoco hay que sobrecargar de trabajo al alumnado, por lo que «necesitan realizar alguna actividad para no perder el hilo de la preparación a las futuras pruebas», como las lecturas.