El dato marca un mínimo histórico en la serie, que abarca hasta el año 2014. Del total de viviendas afectadas, 162 eran usadas y sólo nueve eran nuevas; por titularidad, 126 eran de personas físicas y 45 de personas jurídicas.
En total, a lo largo de 2023 se certificaron 332 ejecuciones hipotecarias sobre fincas de cualquier clase: además de las viviendas, constan 30 sobre fincas rústicas, cuatro sobre solares y 126 sobre fincas urbanas de otro tipo.
El cuarto trimestre cerró con 42 ejecuciones hipotecarias sobre viviendas, un 40% menos que en el mismo periodo de 2022. Todas ellas eran vivienda de segunda mano; 32 fueron viviendas de personas físicas y diez de personas jurídicas.
De octubre a diciembre, en Baleares constan 105 certificaciones por ejecuciones hipotecarias iniciadas e inscritas. De ellas, cinco son fincas rústicas, dos son solares y 56 son fincas urbanas de otro tipo.
En toda España, la cifra de ejecuciones hipotecarias sobre viviendas habituales se situó en 9.248 en 2023, un 21% menos que en 2022 y el dato más bajo desde 2020. Con este descenso, mucho más pronunciado que el que se registró en 2022 (-3,7%), las ejecuciones hipotecarias sobre viviendas habituales encadenan dos años de retrocesos después de que en 2021 y 2020 se dispararan un 60,3% y un 41,6%, respectivamente.
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