Así lo anunció este miércoles el propio Jordà en el marco del simposio internacional Small Satellites Systems Services, que, organizado por la ESA, se celebra estos días en el Palau de Congressos de Palma. En la actualidad, Open Cosmos cuenta con fábricas operativas en Oxford (Reino Unido) y Barcelona, y tiene previsto contar con otras dos en Oporto (Portugal) y Atenas, capital griega.
Se trata del contrato más importante de la historia de Open Cosmos, fundada por Jordà (Premi d'Empresa de la Fundació Princesa de Girona en 2023) hace tan sólo ocho años. Con este contrato de 60 millones de euros, la compañía ha cerrado acuerdos por un importe de 110 millones de euros en lo que llevamos de año.
Según Jordà, «los siete satélites griegos se dividen en cinco de última generación, con múltiples sensores, y dos submétricos, es decir, cuya resolución por píxel es inferior a un metro. En los cinco primeros, sus aplicaciones podrán servir para medir efectos climáticos, incendios, inundaciones, monitorización de costas, contaminaciones y vertidos, biodiversidad, agricultura, logística de transporte marino o energía. Creemos que los siete satélites podrán estar construidos a principios de 2026 y ser operativos a lo largo de ese año».
A su vez, los siete satélites griegos se integrarán en la Open Constellation, una división de Open Cosmos que consiste en una red de satélites que se convertirá en la mayor infraestructura compartida del espacio y que intercambia datos para dar respuesta a catástrofes y ofrecer vigilancia medioambiental.
En España, Open Cosmos ya opera satélites para Canarias y Andalucía, y tiene previsto otro para Catalunya. También trabaja con satélites de Reino Unido y Portugal. Actualmente, está compitiendo por otro contrato con la ESA y la Agencia Espacial Española para adjudicarse ocho satélites para la monitorización del Atlántico por un importe de 30 millones de euros.
Todos estos dispositivos son satélites de pequeño tamaño. Los multisensores alcanzan los 60 kilogramos y los submétricos, entre 90 y 100 kilogramos. Su vida útil es de al menos cinco años y, al ser satélites de órbita baja, se desintegran sin dar lugar a basura espacial.
Rafel Jordà hizo especial incidencia en que «Baleares puede participar en este desarrollo de los pequeños satélites y liderar el conocimiento del impacto del turismo con datos que pueden ser diarios, semanales o mensuales, además de contar con información sobre procesos como la desertificación, la evolución de la vegetación o el estrés hídrico. Y todos estos datos pueden ser del máximo interés tanto para las administraciones como para el sector privado. No podemos olvidar que el turismo puede estar en riesgo por el cambio climático. Sabemos que, recientemente, el Govern ha expresado su interés en contar con datos, pero la información de los satélites puede ser aprovechada por el Gobierno central, la Unión Europea y empresas de todo el mundo».
Ante el contrato de los siete satélites griegos, Jordà señaló que «es un honor haber sido elegidos para un programa tan importante para Grecia y estoy muy orgulloso de los logros que está consiguiendo nuestro equipo. Este contrato nos sitúa en la vanguardia en un marco de competencia mundial de muy alto nivel».
El apunte
«¿Por qué no lo hace el Govern?»
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Hem d'invertir en I+D i desturistificar, ho sap tothom. No podem permetre que els millors estudiants emigrin, estam tudant capital humà