Turistas paseando por el centro de Palma. Al fondo, tres cruceros en el puerto. | Jaume Morey

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Más de dos millones de personas pasaron el año pasado sus vacaciones en Baleares pero no se alojaron ni un hotel ni en un alojamiento de alquiler vacacional. Son 2,3 millones de turistas que estuvieron en las islas en casas de amigos o de familiares, según asegura la estadística de Frontur que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) con los datos del año 2023 ya cerrados. Es muy probable que buena parte de estos visitantes se aloje en casas de familiares, pero tampoco se escapa que una buena parte se aloja, en realidad, en esa oferta turística ilegal a la que se culpa de ayudar a la sensación de masificación.

Las estadísticas oficiales señalan, por tanto, que el año pasado hubo 2,3 millones de turistas en casas de supuestos amigos o familiares frente a los 2,06 millones que pasaron sus vacaciones en algún tipo de alquiler vacacional. Es decir, hay más gente de vacaciones en  casas de amigos –o en algún tipo de alojamiento ilegal– que en viviendas vacacionales, ahora en el punto de mira como responsables de la masificación, al menos desde la mirada del sector hotelero.

Pero los datos que ofrecen las estadísticas oficiales aún añaden un elemento más para hacerse un dibujo real de la situación. En el año 2023, Balearrs recibió a casi un millón de turistas, 975.105 para ser exactos, que pasaron sus vacaciones en sus segundas residencias, sin pasar tampoco por hoteles ni viviendas vacacionales. En resumen, durante 2023 hubo 3,2 millones de visitantes que disfrutaron de sus vacaciones sin pagar ni hotel ni apartamento ni, por supuesto, la ecotasa porque estuvieron en lo que la estadística de Frontur llama «alojamientos no turísticos».

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Eso significa que, de los 17,8 millones de turistas que visitaron el año pasado la Comunitat, el año de récord turístico, casi un 20 % disfrutó sus vacaciones sin necesidad de pagar alojamiento o, tal vez, pagando la estancia en un alojamiento ilegal, algo bastante probable.

En cualquier caso, los datos de Frontur dejan a las claras que la mayor parte de los 17,8 millones se personas que pasaron sus vacaciones en las Islas se alojó en un hotel. El año pasado lo hicieron 12,03 millones de turistas, el 67,5 % del total. En establecimientos de alquiler vacacional estuvieron 2,06 millones es decir, el 11,57 %.

Esta fuga de turistas que no se alojan en establecimientos reglados puede estar detrás de parte de la explicación a cómo es posible que en agosto haya simultáneamente más de 2 millones personas en un solo día. Si al 1,2 millones de residentes se le suman las 600.000 plazas hoteleras y de alquiler vacaciones que son legales, el resultado es que hay una media de 300.000 personas diarias que están en las Islas, pero no en un alojamiento reglado. Algunas de ellas llegan en crucero o en barcos privados, pero la inmensa mayoría son esos turistas que están en casas de amigos o en sus segundas residencias.

En pleno debate sobre la masificación y la saturación, el dato es interesante. La presidenta del Govern defiende que, antes de tomar decisiones, es importante hacer una diagnosis previa con estadísticas. Entre ellos está el de los lugares donde pasan las vacaciones los turistas.