VENECIA
Es el ejemplo clásico que se suele citar cuando se habla de masificación turística en Europa. No en vano, Álex de la Iglesia eligió precisamente la ciudad de las góndolas como escenario para su oda de terror sobre el turismo desbocado, Veneciafrenia. La ciudad italiana decidió este mismo año aplicar una tasa de 5 euros para los turistas que no pernoctan en la ciudad, el llamado contributo di accesso. Este plan piloto, implementado entre los meses de abril a julio, convirtió la ciudad en la primera del mundo que cobra al turista solo por visitarla.
DUBROVNIK
Otro destino que el siglo XXI y Juego de Tronos pusieron de moda. Los vecinos se hartaron del traqueteo de las trolleys rodando por las calles adoquinadas de su casco antiguo, por lo que la ciudad croata prohibió en 2023 -so pena de multas de casi 300 euros- arrastrar ese tipo de maletas en pro del derecho al descanso de sus residentes. La idea del Ayuntamiento es que esta medida sea solo la avanzadilla de un plan más ambicioso: la creación de un centro logístico en el aeropuerto que transporte el equipaje del turista hasta su alojamiento. La ciudad también ha limitado el número de cruceristas.
ÁMSTERDAM
La suya comenzó como una lucha enconada contra el turismo de sexo y porros, prescribiendo todos las trabas posibles para este tipo de oferta. Las restricciones para turistas en los coffee shops no solo han hecho que Ámsterdam pierda el título de capital mundial de la marihuana, también se han combinado con otras medidas relativas al consumo del alcohol y de servicios sexuales para tejer su propia ley contra el turismo de excesos. De hecho, se pretende trasladar el Barrio Rojo del centro, un punto conflictivo para el que ya prohibió las visitas guiadas en 2019. Los holandeses no se han detenido aquí y continuamente anuncian nueva artillería contra la saturación turística. La ciudad ha reducido los cruceros fluviales e incrementado su tasa turística (en torno al 13 %, de las más elevadas de Europa) y ahora pretende prohibir la construcción de nuevos hoteles en el centro.
SANTORINI Y MYKONOS
Las islas griegas están sufriendo de lleno las consecuencias de una fama alimentada hasta el sobrepeso en los últimos años a través de influencers y tiktokers. El Gobierno de Grecia ya ha anunciado limitaciones a las llegadas de cruceros, especialmente en Santorini, zona cero de la masificación griega en el que el propio alcalde llegó a recomendar a sus habitantes que no salieran a la calle ante la avalancha de turistas en verano. Por otro lado, el país ya impuso el año pasado un límite de 20.000 visitas diarias a la Acrópolis de Atenas.
KIOTO
El acoso a las geishas en el centro de Kioto ha llevado este año a cerrar algunas calles del barrio tradicional de Gion. Los carteles para disuadir a los paparazzis de geishas, como se conoce a este tipo de turistas, no han sido suficiente y se han tomado medidas más drásticas en un país célebre por su hospitalidad hacia el extranjero. «No queremos hacer esto, pero estamos desesperados», declaró el Consejo Local de Gion para reivindicar que el barrio «no es un parque de atracciones». Por otro lado, el pueblo de Fujikawaguchiko, con unas vistas privilegiadas del Monte Fuji, ha instalado una pantalla que tapa la montaña cansado de las oleadas de turistas que acuden al lugar para tomar una fotografía.
ASIA MERIDIONAL Y SUDESTE
No era común que países de estas regiones del continente asiático se plantearan medidas de contención ante el turismo, pero el éxito ha conllevado problemas medioambientales que han forzado una intervención. Tailandia cerró a las visitas hace años algunas playas masificadas como Maya Bay, que popularizó Leonardo Dicaprio en la gran pantalla (La playa), a fin de desviar los flujos turísticos. En Indonesia, la isla de Bali aplica ya un impuesto turístico y Komodo cerró incluso durante un año para proteger la cría de sus famosos dragones. Mención aparte merece el caso de Nepal y la popularidad desbordada del Everest. El remedio planeado de cara al año que viene: incrementar las tasas por subir a la cima a los 15.000 dólares.
AMÉRICA CENTRAL Y DEL SUR
Las medidas contra la saturación han sido más comunes en países de Centroamérica que en latitudes más meridionales. Las Islas Galápagos (Ecuador) subieron sus tasas en busca de turistas más adinerados y en Costa Rica se restringieron las visitas diarias a puntos muy concurridos como el Volcán Poás. Por contra, destinos como Machu Picchu navegan en dirección contraria a la recomendada. La Unesco aconsejó limitar a 2.500 las visitas diarias, pero el Gobierno peruano ha hecho oídos sordos.
6 comentarios
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MarSi Mar, es una pena que Prohems haya eliminado todas las medidas que Armengol y resto de la izquierda implanto durante tantos años de gobierno. Ah no, que la izquierda no implementó ninguna medida en todos estos años!!
Y aquí, todavía se piensan en lo que van a hacer. Sra Prohens y compañía hay que poner medidas urgentes ya
Per començar, demà mateix augmentaria cinc vegades (com a mínim) el preu diari de l’ecotaxa. Qui vol venir, pagarà. Ja està bé de vendre’ns per no res. Evidentment, els doblers recaptats s’han d’invertir bé en benefici de la nostra terra i la nostra mar.
Prohibir alquiler vacacional en zonas residenciales al 100%, limitar numero de coches de alquiler, impuesto a los coches de alquiler de 10 euros dia = 3650 euros anuales = 365.000.000 Mío para mejorar infraestructuras y transporte publico, reducir plazas hoteleras obsoletas.
Parece mentira,aquí en Mallorca siempre ha habido saturación en verano, vivimos de eso. Preocuparos de la saturación que hay en invierno que esos no dejan dinero si no que se lo llevan a otros países.
Aquí, en cambio, los iluminados de VOX pretenden que los mallorquines no vayan a la playa.