Imagen del cráneo de Aurora Picornell, que presentaba dos orificios de entrada y tres de salida provocados por los disparos que recibió. | R.L.

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«Tres muertes violentas de carácter homicida». El informe forense sobre los restos de Aurora Picornell y de dos de sus compañeras exhumadas en el cementerio de Son Coletes, certifica las ejecuciones y las palizas previas de los falangistas a las víctimas franquistas. El documento ha sido incorporado por Memòria de Mallorca a la investigación del ‘caso Le Senne’ por un delito de odio para certificar que las mujeres cuyas imágenes rompió el presidente del Parlament fueron asesinadas por un móvil político en enero de 1937.

El informe de síntesis de la exhumación de Son Coletes está firmado por Almudena Rubio, arqueóloga y antropóloga y por el forense Fernando Serrulla. Analiza el hallazgo de cinco cuerpos en la misma fosa. Uno de ellos es el de Aurora Picornell, según confirmaron las pruebas de ADN. Los otros cuatro se atribuyen a Belarmina González, de 22 años; Catalina Flaquer Pascual, de 57 y sus hijas Antonia y María Pascual, de 28 y 23 años. Se analizan con detalle los tres cuerpos encontrados completos. Los otros dos fueron hallazgos parciales, afectados por una obra en el cementerio en los años 50 que impidió su recuperación y análisis forense.

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Aurora Picornell de 25 años y, embarazada, según algunos autores, recibió tres disparos en la cabeza. En el cráneo presentaba dos orificios de entrada y tres de salida. Un tiro encima de la sien, otro se ubica en la cara y el tercero en el occipital, que podría indicar que fue rematada. También se reflejan en el informe fracturas en los brazos y las piernas: cúbito, radio y peroné, señales de que fue víctima de una gran violencia previa a la ejecución.

El informe muestra los disparos que recibió Aurora Picornell durante la ejecución.

Los otros dos restos no han sido identificados de forma indubitada. Ambos presentan también dos disparos en la cabeza y comparten otro elemento en común: las dos víctimas intentaron cubrirse la cabeza con las manos y los brazos para defenderse. Tienen heridas de bala en las falanges de los dedos o en los huesos del antebrazo.

Al igual que Aurora Picornell, una de las víctimas tiene al menos dos fracturas en las piernas, un indicativo de las torturas a las que fueron sometidas por un escuadrón falangista. Las cinco víctimas fueron detenidas tras el golpe militar del 18 de julio de 1936 y estuvieron presas en Can Sales. La noche del cinco de enero de 1937 fueron sacadas de la prisión por los franquistas, torturadas, vejadas y fusiladas en Manacor.