«Cualquier identificación es un proceso que consta de varias fases, todas ellas imprescindibles» afirmaba la especialista, consciente de la importancia de un descubrimiento que no se ha labrado en cuestión de dos días. «Los trabajos en Porreres empezaron en 2016, los resultados definitivos han llegado ahora y eso que en Baleares lo tenemos todo a favor», remarcó la científica de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que ha dirigido al equipo transversal responsable de la búsqueda y restitución democrática de Aurora Picornell y las Roges del Molinar. Por tanto, el éxito en estas misiones es una cuestión de tiempo e interés, tal y como señala García-Rubio y como demuestra la realidad: «¿Cuánto tiempo se lleva en la Península buscando a Federico García Lorca sin resultados?».
El primer paso de todos en la identificación de un cuerpo humano pasa por la parte histórica o biográfica y la «obtención de datos ante-mortem, como el sexo de la persona que se busca, la edad y otros datos característicos físicos que ayuden a identificarlo. Si la desaparición es más próxima en el tiempo este apartado es más sencillo de realizar; en el caso de los desaparecidos de la Guerra Civil encontramos mayores dificultades».
Lo siguiente que se trabajan son las circunstancias que rodean la desaparición, «como en el caso concreto de Aurora Picornell y las Roges del Molinar en el cual buscábamos específicamente un grupo formado por cinco individuos mujeres, una de ellas de mayor edad. Este apartado es el de los historiadores y documentalistas».
La excavación arqueológica sobre el terreno conforma la segunda fase en la identificación de las víctimas de la represión fascista y del franquismo. «En el caso de Picornell y las Roges del Molinar el trabajo de campo descartó que pudieran estar en Porreres, como siempre se había dicho. Pero lo que hicimos allí fue fundamental, dado que pudimos dar con los restos de Ignasi, el hermano de Aurora Picornell. En Son Coletes, en Manacor, se localizaron restos de decenas de víctimas, y al grupo que nos ocupa en la fosa número tres». En este caso, en el momento de las excavaciones, García-Rubio comentó que fue capital el hallazgo de un plano antiguo, de la década de los años cuarenta del siglo pasado, que transmitía una imagen fidedigna del camposanto pocos años después del enterramiento de las mujeres, algo que arrojó una información básica en esta importante empresa.
El estudio osteológico de los huesos recuperados en la excavación es el siguiente eslabón de la cadena. «Ello permite establecer un perfil biológico básico de la víctima, en este caso su sexo, edad y estatura. La dentición suele suponer una pieza fundamental en la resolución del puzle en el caso de identificación de víctimas más recientes; por ejemplo se utilizó con mucho éxito en la guerra de Yugoslavia y más recientemente tras el tsunami de Indonesia. En el caso de la Guerra Civil lo complicado es tener datos de entonces para cotejar las muestras». Las variantes anatómicas son útiles en ocasiones para identificar a miembros de una misma familia, algo que no ha sucedido en este caso en particular ya que algunos de los cuerpos no estaban completos por las reformas posteriores practicadas en el suelo del cementerio.
La última parte, y no por ello menos importante, la ocupan las pruebas genéticas que comparan el ADN de los restos de la víctima con el de familiares de represaliados y desaparecidos. En el caso concreto balear el Govern, a través de la Secretaria Autonòmica de Memòria Democràtica i Bon Govern y en colaboración con el Ajuntament de Manacor, recabaron en 2020 la información genética de decenas de ciudadanos familiares de víctimas de la represión franquista, que supuestamente estarían enterradas en la fosa de Son Coletes.
Los tiempos más recientes no han estado exentos de polémica. La segunda autoridad de Baleares, el presidente del Parlament Gabriel Le Senne, rompió un cartel con su efigie desde la tribuna de la cámara balear, algo que generó decenas de titulares, muchas horas de tertulia política y hasta un proceso judicial. Precisamente, en el marco de ese proceso judicial que investiga a Le Senne por posible delito de odio, hemos conocido el contenido del informe forense sobre los restos de Aurora Picornell y de dos de sus compañeras exhumadas en el cementerio manacorí.
«Tres muertes violentas de carácter homicida» dice el texto especializado que certifica las ejecuciones y las palizas previas de los falangistas a las víctimas franquistas. El documento, incorporado por Memòria de Mallorca a la investigación del ‘caso Le Senne’, pretende ser una prueba en la senda que determina que las mujeres cuyas imágenes rompió el presidente del Parlament fueron asesinadas por un móvil político en el transcurso de la Guerra Civil en Mallorca.
El informe de síntesis de la exhumación de Son Coletes está firmado por la misma arqueóloga y antropóloga responsable del hallazgo de los restos, así como por el forense Fernando Serrulla. Analiza el hallazgo de cinco cuerpos en la misma fosa. Uno de ellos es el de según confirmaron las pruebas de ADN. Los otros cuatro se atribuyen a Belarmina González, de 22 años; Catalina Flaquer Pascual, de 57 y sus hijas Antonia y María Pascual, de 28 y 23 años. Se analizan con detalle los tres cuerpos encontrados completos; los otros dos fueron afectados por una obra en el cementerio en los años 50 del siglo pasado que impidió su correcta recuperación y posterior análisis forense.
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«¿Cuánto tiempo se lleva en la Península buscando a Federico García Lorca sin resultados?» Curioso que se le busque cuando la familia ha declarado que no quiere que se le busque y exhume porque lo considera un absurdo. Siempre se justifican las acciones con la preocupación de las familias y bien me parece cuando es así, pero cuando no o es en contra poco importa la opinión de la familia.
Y porqué no levantarle un monumento al marido de la Picornell, conocido como Heriberto Quiñones González. De origen moldavo, fue uno de los primeros agentes que envió Stalin a España para organizar el Partido Comunista y se instaló en Mallorca. Su edad y nombre real es todavía un misterio. Lo que sí se sabe es que fue uno de los responsables de la represión en Menorca durante la Guerra Civil, y Aurora Picornell lo sabía. En 1934 tuvieron una hija a la que llamaron Octubrina Roja, en homenaje a la revolución bolchevique. Vamos, que ni el mismo Stalin habría bautizado a alguno de sus hijos con semejante nombre. A partir de septiembre de 1936, Quiñones se instaló en Menorca (única isla bajo control republicano) como líder del PCE en Baleares. Desde allí gestionó la liberación de Aurora Picornell a cambio de unas monjas mallorquinas detenidas en zona republicana pero no tuvo éxito. Al final, las monjas fueron asesinadas. Diversas fuentes acusan a Quiñones de participar en arrestos, saqueos de domicilios y asesinatos. En un artículo del 4 de noviembre de 1936 propuso «limpiar completamente toda Menorca de facciosos», y su método predilecto para conseguirlo era el asesinato. Así llegó la matanza del buque prisión vapor Atlante. El historiador Juan José Negreira afirma que varias fuentes apuntan a Quiñones como el autor de la lista de personas que había que matar. Sacaron de sus celdas a 50 presos, la mayoría militares, y los asesinaron allí mismo. Al día siguiente, se repitió el episodio y mataron 23 más. Los testigos dicen que «unos se despedían, otros iban tristes, otros les echaban en cara su crueldad…». El capitán médico José Riera se arrojó al agua y allí mismo lo ametrallaron. El cadáver se quedó flotando hasta el día siguiente. A las victimas causadas por el marido de la Picornell, hoy la llamada “memoria democrática” se les borra de la historia. Es más, hay gente del PCE, que han propuesto levantar un monumento a Quiñones. Por cierto, un dato que no cuentan de la Picornell, es que era miliciana muy activista del partido comunista, partido, que se dedicó durante la guerra a crear las temidas checas, y dar “paseitos” a supuestos “fascistas” para darles un tiro en la nuca, y dejarlos tirados en una cuneta. En fin, cosas de ser progresistas con la dichosa memoria selectiva “democrática”.
¿Por qué no ponéis alguna vez historias de los mallorquines asesinados por los republicanos? ¿Ya nadie se acuerda de las masacres de Ibiza, Menorca y de los bombardeos catalano-italianos desde Barcelona que causaron el más absoluto terror en Baleares?
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