Ferrer explica que esto está motivado por «los abusivos gastos que sufrimos los restauradores mallorquines, que están matando al sector. Muchas empresas están en una situación límite, de colapso, y con ganas de abandonar o desertar». El representantes de los restauradores destaca que los beneficios se han desplomado en los últimos años; han pasado de rozar el 20 % a caer hasta el 6 %-8 %. Esto en el 'mejor de los casos', ya cada vez es más habitual trabajar durante algunos meses del año en números rojos, que algunos no pueden aguantar, lo que da lugar a la muerte del negocio.
Ante esta situación, insiste en que muchas empresas se están viendo obligadas a cerrar. «El 80 % de los nuevos negocios que abren cierran durante el primer año o cambia de manos», resalta. Ferrer asegura que el sector de la restauración siempre ha sido complejo, entre otras cosas por el elevado grado de intrusismo que existe. Sin embargo, denuncia que en los últimos años dicha complejidad ha ido a más, hasta el punto de estar asfixiando a muchos negocios. En este compleja situación influyen muchos factores, siendo los más destacados el sobrecoste de la insularidad, la subida de precios, el coste de la mano de obra, el aumento de la presión fiscal y las trabas burocráticas. «Estamos agotados y desmoronados», confiesa.
Sobrecoste de la insularidad
Ferrer expone que uno de los principales hándicaps a los que tienen que hacer frente es el sobrecoste de la insularidad. «Las materias primas son un 12 % más caras que en el conjunto de España, de alquiler pagamos hasta cuatro veces más, tenemos el convenio colectivo más caro, por no hablar de las dificultades que tenemos para encontrar personal ya que cada vez quieren venir menos personas a Mallorca por el elevado precio de la vivienda», relata.
Por todo ello, justifica que en Mallorca los precios sean más elevados que en la Península. «Nosotros no podemos dar una caña y una tapa por 1,50 euros como hacen en algunos lugares de la Península; aquí es totalmente inviable», justifica.
Subida de precios
Ferrer argumenta que tras la pandemia de la COVID-19 los gastos se han disparado. «El precio de los alimentos cada vez es más elevado; nuestros clientes lo saben porque lo sufren en sus economías domésticas. Los alquileres también han subido mucho, al igual que la electricidad o la tasa de basuras», lamenta. En este punto, señala que se ha generalizado la sensación de que «los restauradores nos estamos forrando y eso ha llevado a que otros sectores se quieran beneficiar de ese supuesto 'enriquecimiento'».
Elevada fiscalidad
La elevada fiscalidad es otra de las principales críticas del sector de la restauración. «Es abusiva en España, en general, pero en Baleares lo es aún más», denuncia. Como muestra de ello, señala la tasa de incineración de residuos, «inexistente en otras comunidades autónomas y que ahora, incluso, tenemos que pagar por aforo». También lamenta que tengan que abonar este tributo cuando están cerrados en temporada baja. «Si no generamos residuos, ¿por qué tenemos que pagar su tratamiento», plantea.
El presidente de Mallorca CAEB Restauración denuncia queen los últimos 15 años las obligaciones con la administración se han disparado. «Cada vez nos piden más planes y protocolos, todos con sus consiguientes gastos que asumimos los empresarios». En este sentido, pone como ejemplo la huella de carbono, la prevención de riesgos laborales, los planes de igualdad, los certificados médicos de los empleados...
Una de las obligaciones que más indigna a los restauradores es el pago de los embargos de sus trabajadores, a los que ellos tienen que hacer frente. «Cuando tenemos un trabajador que tiene deudas pendientes con alguna administración nosotros tenemos que descontarle el dinero de la nómina y pagar al organismo competente; si no lo hacemos bien los responsables somos nosotros y tenemos que hacer frente a sanciones», explica. Además, cuestiona que se esté cumpliendo la ley de protección de datos y reprocha que las empresas más grandes tienen que pagar anticipos del impuesto de sociedades. «Esto las descapitaliza y en algunos casos, incluso, tienen que pedir préstamos a los bancos para poder hacer reformas». «Nos han traspasado su responsabilidad. Somos los recaudadores de todo», afea.
Inspecciones
Los restauradores también recriminan las «duras inspecciones que padecen. Nos miran con lupa; a nuestro alrededor hay negocios que no cumplen la normativa, la administración lo sabe y no hace nada. Vienen a los que saben que vamos a pagar las multas; el afán es totalmente recaudatorio», reprocha. «Estamos agotados y desmoronados», confiesa.
Caída de los beneficios
Todo esto, sumado al descenso de clientes, ha provocado una caída de los beneficios del sector de la restauración. «En Mallorca el beneficio medio ronda el 6 %-8 %, hace unos años rozaba el 20 % y los expertos sostienen que deberían ser de un 25 %», precisa. En este punto, detalla que aunque están facturando más porque han subido los precios, ahora tienen más gastos y menos clientes, por lo que el beneficio es menor. «Algunas empresas ya se han acostumbrado a trabajar algunos meses en números rojos; tenemos tantos gastos y obligaciones fijos que, a veces, nos sale más rentable cerrar en temporada baja que permanecer abiertos», concluye.
Ferrer lamenta no tener el apoyo deseado por parte de las administraciones y acusa a determinados neo políticos de crear un caldo de cultivo contra los empresarios, como si fuesen los malos. «Nosotros aportamos mucho a los pueblos y ciudades, la convivencia se genera en torno a nuestros locales», expone.
207 comentarios
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Y mientras tanto nuestros politicos peleandose por camisetas de las victimas del franquismo. Esta idiocracia se nos esta yendo de las manos...
Pobres restauradores!!!! CLARO ahora no se puede esclavizar a los camareros con jornadas de hasta 14 horas o vender productos caducados o garrafon por marca y CLARO asi no pueden retirarse con el bolsillo lleno con solo unos pocos años de trabajo. En fin no se puede vivir asi.
RostitPorque en invierno, además de haber "menos" turismo, muchos extranjeros que viven aquí, aprovechan que son fijos discontinuos para viajar a sus países de origen (república, Colombia, argentina...etc)
Hace tiempo dejé de ir a restaurantes. Se creen que la gente somos tontos
Becerro de OroSegun dice usted, el turismo no masifica. Lo que masifica es la población de la isla. Si esto es verdad, dígame, ¿Por qué en invierno puedo ir sin problema a cualquier parte (montaña, playa, restaurante, carretera) y en verano no puedo ni ir a hacer la compra?. La población isleña es la misma.
Miris on miris, tot són guirisAh si? Molt be i que alternatives ofereixes amb un panorama socialista de infern fiscal, normes abusoves com sa agenda 2030 etz i etz?
momoEs lo que hay. Un sector sobredimensionado cuando vuelve a su dimensión natural y real genera paro y el éxodo de los trabajadores a otros sectores o territorios o por donde han venido. Es ley de vida. Siempre es asì, es la ley natural de la economía. En pocos años se iniciara una etapa de transición de modelo energético que absorberá, una gran cantidad de mano de obra que ahora está en la hostelerí y en otros sectores de servicios. Ademas la IA y la robotización de procesos reducirán la demanda de mano de obra. Todo esto, sumado a los precios y a un considerable aumento de la calidad de la oferta en todo el sector turístico van a frenar la masificación. Vamos a jugar la misma liga de Cannes, Monaco, Saint Tropez, incluso los vamos a superar. Los que resistan, claro.
Lluís CLa gente quiere una buena relación calidad / precio que a dia de hoy es bajísima. El cliente si disfruta en tu local, lo paga. Lo que n quiere es que le tomen el pelo.
DezcarA ver si la gente llama a las cosas por su nombre, el problema de las islas no es de turistas, el turismo no masifica. es la población residente que esta desbocada, Mallorca padece un problema de sobrepoblación grave. Como no se puede solucionar con legislación y politica. Lo hace el mercado, con su arma letal. Los precios.
El sector de bares y restaurantes, necesita un saneamiento intenso, como no se puede hacer de manera regulada y con leyes, es el mercado el que se encarga de hacer el trabajo. Es un sector que está sobredimensionado, el discurso de este señor es patetico, que si los costes de personal, que si basuras, que los impuestos, esto se paga en todos sitios, que si la insularidad, en fin... si para que funcione tu bar-restaurante tienes que explotar a los trabajadores, no pagar impuestos, no pagar recogida de basuras y encima que lo montas en Mallorca te quejas de la insularidad, vaya presidente que eligen los restauradores, sí Robledo era inepto este es un mediocre incluso peor. La asociación es lo peor de todo, protege a oportunistas, "restauradores" mediocres, no hace nada contra el principal problema que es el exceso de locales. Los buenos restauradores son los que echan pestes de la asociación de Robledo y de este que ahora llega al cargo. SOBRAN BARES, SOBRAN RESTAURANTES, SOBRA MEDIOCRIDAD Y BAJA CALIDAD. SOBRAN OPORTUNISTAS, sobra la asociación