Así se desprende de los datos de septiembre publicados ayer por Puertos del Estado, una estadística que en el acumulado anual consuma el sorpasso de los cinco puertos estatales de las Islas -Palma, Alcúdia, Ibiza, Mahón y Formentera; contabilizados siempre de manera conjunta- al de la Ciudad Condal, que hasta ahora iba en cabeza.
Por contra, Barcelona continúa liderando la tabla que recoge las cifras de cruceristas, dado que las embarcaciones en las que estos llegan son de mayor tamaño en el caso de la ciudad catalana: 2,8 millones de cruceristas por poco más de dos millones en las Islas (un 2 % más que en 2023).
Con todo, el volumen de llegadas de cruceros turísticos a Balears continúa estando por debajo de las cifras prepandémicas. Así, en 2019 los puertos estatales baleares recibieron 647 cruceros de enero a septiembre. Unas cifras inferiores a las cosechadas el año anterior, de 684 cruceros en el mismo periodo. Ese es precisamente uno de los argumentos que defienden desde la patronal ante las críticas contra su sector y las peticiones de reducción de las llegadas por parte de plataformas ciudadanas como el GOB, Palma XXI o el Fòrum de la Societat Civil.
Para Alfredo Serrano, director general de CLIA en España, se criminaliza al sector al responsabilizarlo de la saturación y exigirle una reducción que no asumen el resto de segmentos turísticos. «El turismo creció en Mallorca un 7 % en 2023 con respecto a las cifras de antes de la pandemia y este año puede hacerlo aún más. Mientras tanto, ha habido un decrecimiento en los cruceristas que han llegado. ¿Es justificado que un sector se reduzca mientras el resto está creciendo?». El número de creuceristas ha decrecido hasta septiembre un 7 % con respecto a 2019.
Por otro lado, el documento de propuestas elaborado por el Fòrum de la Societat Civil incluye medidas como la limitación de la afluencia de cruceros a Palma con un máximo de uno al día (la limitación vigente es de tres diarios) y un tope de 4.000 pasajeros también diarios.
Asimismo, en el documento se proponen otras medidas relacionadas con el sector como la reducción progresiva del tráfico de megacruceros para ir sustituyendo estos por cruceros más pequeños (de menos de 500 pasajeros); restringir al máximo la afluencia de cruceros de paraísos fiscales o incrementar el Impuesto de Turismo Sostenible (ITS) que pagan los cruceristas.
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