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Casi todas las especies de elasmobranquios (tiburones y rayas, principalmente) presentes en Baleares están amenazadas, con un declive que supera el 90 % en el Mediterráneo occidental respecto a principios del siglo XX. De las 56 especies de selacios (tiburones) registradas en las Islas, 34 están amenazadas (el 60 %) y de éstas, 17 están en peligro crítico o ya se han extinguido en el Mar Balear.

Estos datos han sido expuestos este jueves por el director general de Pesca, Antoni Grau, durante la segunda de las Jornades de Biodiversitat Marina, organizadas por la Fundació Marilles, dirigida por Aniol Esteban.

La razón de este declive se encuentra, sobre todo, «en una presión pesquera que ha supuesto un grave impacto sobre los grandes depredadores marinos. A ello se añade la tradicional mala fama de los tiburones y el escaso interés pesquero y científico que despertaban hace unos décadas, hasta que se descubrió su papel clave en la cadena trófica y en el equilibrio de los ecosistemas marinos. La situación está cambiando porque los efectivos pesqueros de Baleares se han reducido un 75 % desde 1986 y existe una mayor sensibilización social respecto a la conservación de estas especies. También se han creado áreas marinas protegidas en las últimas décadas, con decenas de miles de hectáreas, de las que 4.400 son integrales, pero no es suficiente para garantizar su conservación», ha señalado el director general.

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Grau ha indicado que «el mayor impacto se produjo entre los años 40 y 60 del pasado siglo, con la mecanización de la pesca, pero no todo está perdido. Las direcciones generales de Pesca y Medi Natural han puesto en marcha una estrategia balear para la conservación de tiburones y rayas en Baleares que ya ha celebrado su primera reunión con expertos y pescadores, y que contará con colaboraciones privadas. Los participantes en esta estrategia ya han planteado medidas referidas a la pesca recreativa y profesional, nuevas tallas mínimas, formación de los pescadores para que liberen a los tiburones sanos y salvos, localización de zonas de concentración y reproducción para establecer vedas locales temporales, proyectos de cría y liberación, mejora y expansión de las redes de seguimiento para disponer de más datos de sus movimientos, y estudios sobre biología o capturas».

No obstante, Antoni Grau ha precisado que «todas estas medidas podrían aplicarse en las aguas donde tenemos competencias autonómicas, más litorales. No llegamos a las aguas más pelágicas».

En la jornada también participó Agustí Torres, de Shark Med, quien ha explicado el proyecto de seguimiento de tintoreras (diversidad, presencia y estacionalidad) que esta organización tiene en marcha a través de filmaciones submarinas, marcaje satelital y recogida de muestras de ADN ambiental. Torres ha detallado que «si hace unos años el 50 % de las tintoreras eran víctimas de pesca accidental y muchas de éstas morían por las heridas, hemos detectado que actualmente la situación ha cambiado y ya no hay tanta incidencia». Sin embargo, Torres destacó que «en nuestro seguimiento de las tintoreras, constatamos que hay muy poca presencia de otras especies de tiburones».

Por su parte, Biel Morey, de Save the Med, ha expuesto el estudio que esta organización está realizando sobre la manta, concretamente de la especie Mobula mobular, presente en Baleares. Morey ha indicado que «a nivel mundial, la manta está en peligro crítico, es decir, está peor que el oso panda o el lince, que están catalogados como vulnerables. La manta tiene como amenazas la contaminación, los plásticos, los restos de redes y los efectos de los diferentes tipos de pesca».