En cuanto a las denuncias, nuestras comunidad autónoma sigue siendo la que tiene la mayor tasa de mujeres víctimas de violencia de género. Según los datos de CGPJ de 2023, hay 124,8 casos por cada 10.000 mujeres, 14 puntos más que en 2022. El año pasado se registraron 7.957 denuncias de esta índole, lo que equivale a 20 mujeres víctimas a diario. «Habría que añadir a la estadística los miles de casos que no se denuncian», ha asegurado este martes la portavoz de UGT, Xisca Garí, durante la presentación del informe.
«La Macroencuensta de Violencia contra la Mujer de 2019, señalaba que solo denuncia el 21,7 por ciento», ha recordado. «Que Baleares reciba mucha población flotante y sea un destino turístico podría ser una de las causas por lo que año tras año es la comunidad con la tasa más alta de casos de violencia de género», ha apuntado. En relación con las órdenes y medidas de protección y seguridad, el año pasado aumentó el número de solicitudes. Se alcanzaron las 1.631, un 16,8% más que en 2022.
Por desgracia, Baleares también destaca por ser la comunidad con más mujeres víctimas de la prostitución. Según el Ministerio de Igualdad, las Islas tienen 121 prostitutas por cada 10.000 mujeres mayores de edad, cuando la media estatal se sitúa en 56 mujeres por cada 10.000. Sobre la cantidad de víctimas de delitos contra la libertad sexual, el Ministerio de Interior indica que del total de casos conocidos el año anterior, 1.050 se produjeron en el archipiélago. «La gran mayoría de estos delitos tienen que ver con agresiones sexuales y 9 de cada 10 de las víctimas son mujeres», ha subrayado Garí.
Además de estas formas de violencia, desde el sindicato han destacado otras como el acoso sexual o por razones de sexo en el ámbito laboral, la violencia digital de género o la económica; de las que apenas se tiene datos porque no se denuncian o están invisibilizadas. Con los datos en la mano, UGT reivindica nuevas medidas trasversales «más eficaces y contundentes» para combatir la violencia machista desde las instituciones, los centros de trabajo, educativos y en la calle.
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Que se puede esperar en un país en donde unos de los líderes del feminismo está acusado de ser un agresor sexual y durante años fue protegido por todas las personas de su entorno que sabían de esta situación.