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Hace 50 años, en 1974, el geógrafo francés Jean Bisson (1930-2021) leyó su tesis doctoral, La terre et l’homme aux îles baléares (sic), publicada dos años después. Climent Picornell, doctor en Geografía y profesor jubilado de la UIB, pone en valor esa obra, «pues, junto a las tesis doctorales de Vicenç Rosselló, Bartomeu Barceló y Albert Quintana, en diferentes años, supone un cambio radical en la metodología de la geografía balear de la época».

Picornell explica que «Bisson nació en Constantine, Argelia, bajo la dominación francesa, y fue un pied noir, es decir, uno de los muchos franceses repatriados con la independencia del país norteafricano. Fue un geógrafo especialista en el Sahara y profesor en tres universidades. En 1962 llegó a Baleares, pues le interesaba todo el mundo mediterráneo y conocía publicaciones anteriores sobre las Islas. Aquí descubrió que había material de estudio y decidió realizar su tesis doctoral sobre la evolución rural de Baleares, habiendo publicado una primera obra sobre Menorca».

En este sentido, el geógrafo mallorquín destaca que «con Bisson, por primera vez, alguien realizaba una tesis sobre la geografía rural de Baleares interrelacionando lo físico y lo humano, más allá de una mera descripción. Y lo hizo recorriendo las Islas con un Renault 4, vehículo que a su vez le servía de mesa de trabajo y dibujo. Elaboró, con su propia mano, unos mapas dinámicos que aquí no habíamos visto nunca y donde ya señalaba el declive agrario de la Serra de Tramuntana».

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Picornell le tradujo dos artículos publicados por la Cambra de Comerç, uno sobre las propiedades de los senyors palmesanos en la ruralía y otro sobre la evolución de los cultivos: «Bisson aportó una detallada comparativa de la estructura de la propiedad de la tierra de las Islas entre 1860 y 1960 -con los procesos de parcelación-, la dispersión de la población agraria y una cartografía muy minuciosa de los cultivos de olivos, higueras, almendros y viña, con mapas siempre hechos a mano», destaca el profesor.

Para Climent Picornell, «Bisson es el primer geógrafo que estudió los cambios de la vida rural en Baleares y que advirtió las alteraciones que estaba provocando el turismo, con el abandono de los cultivos y el efecto de la inmigración, con tablas de población nacida fuera de las Islas. Mostró que la agricultura balear había pasado en un siglo de ser autárquica a ser dependiente del exterior, y que el turismo no iba a ayudar al mantenimiento del sector primario, pues no dudaba en comprar productos en el exterior por ser más baratos. Uno de los capítulos de sus conclusiones se titula Los peligros de un turismo mal gestionado, claramente premonitorio. Aquí tuvo a Bartomeu Barceló como gran valedor, pero su amigo íntimo en Mallorca fue Vicenç Matas, operador de cámara ahora jubilado del centro territorial de TVE. En sus últimos años ya no regresó a Balears, pero mantenía el contacto con los amigos y compañeros de aquí».

Picornell reconoce que, en presencia de Bisson, «los geógrafos de mi generación creíamos estar ante el Mesías y no hay ninguna duda de que influyó decididamente en nuestra formación, mostrándonos una metodología de análisis científico de procesos y evoluciones, precisamente en una época de cambios profundos. Su tesis doctoral era para nosotros una auténtica biblia en lo que se refiere a la vida rural balear. Sus trabajos no fueron superados hasta que llegó Pere Salvà, años después».

Para sus estudios en Baleares, Bisson recurrió a la información aportada por ayuntamientos y payeses. Al parecer, «los payeses ibicencos eran los más abiertos y los menorquines, los más desconfiados, y ya detectó a los primeros agricultores a tiempo parcial, quienes, aunque no tenían en la tierra su actividad principal, contribuían a la conservación del paisaje rural. También descubrió que las cuatro islas presentaban diferencias muy grandes no sólo en la agricultura, sino en sus respectivos mundos sociales y culturales», indica Picornell, quien añade que «la tesis doctoral de Bisson, siendo del máximo interés, no ha sido nunca traducida ni al catalán ni al castellano, lo que me parece una vergüenza».