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El portavoz del Ejecutivo, Josep Piqué, advirtió ayer que el proceso de paz en el País Vasco sólo empezará cuando acabe «la violencia, la extorsión y las amenazas», y reiteró que el Gobierno mantendrá su postura de considerar «incompatible el diálogo con la violencia».

Gobierno, PSOE y PP no dudaron en condenar los nuevos ataques de los radicales. El secretario general de los socialistas de Guipúzcoa, Manuel Huertas, señaló que si los ataques continúan afectará al Pacto de Estella. «Eso puede saltar por los aires, ese tren puede irse a vía muerta», afirmó.

Por su parte, el secretario general del PP vasco, Carmelo Barrio, señaló que el PNV debe exigir a EH que condene la violencia y, de lo contrario, abandonar el pacto de Lizarra.

En este sentido, la dirigente del PSE-EE Rosa Díez consideró «decepcionante» que los integrantes del foro de Estella no condenaran ayer los actos de violencia callejera.

El secretario general de los socialistas vascos, Nicolás Redondo Terreros, manifestó que «de Lizarra no esperamos nada». «Ese es un acuerdo entre nacionalistas, no va a ir a ningún sitio, no tiene ningún futuro porque no cuenta con la mitad de la población vasca, que no es nacionalista», advirtió.