El cambio en el Gobierno, en la secretaría general del PP y en la
presidencia del Senado fue acogido con distintos matices por los
partidos políticos, pero con una coincidencia muy crítica en las
filas de PSOE, IU, CiU y PNV: la remodelación responde a intereses
'populares' y no de los ciudadanos.
Cierto «tufo de caudillismo» le atribuyó el PSOE al presidente
del Gobierno por no consultar los cambios con nadie. El secretario
socialista de Relaciones con los Medios, Alfredo Pérez Rubalcaba,
declaró que Aznar «ha perdido una oportunidad» con la remodelación
de Gobierno y se ha guiado por intereses partidistas, pues responde
únicamente a la concepción que tiene Aznar acerca de la estrategia
del PP para los próximos meses. «El tren del viaje al centro ha
descarrilado en la estación», resumió.
En términos similares a los del PSOE se manifestó Izquierda
Unida. El coordinador de la Presidencia Federal de esta formación,
Víctor Ríos, calificó la remodelación de poco relevante y
defraudadora, ya que no cambian las políticas «fracasadas» del PP y
las actuaciones más contestadas continuan en manos de los mismos
ministros.
Los otros dos partidos que coincidieron en que la remodelación
del Ejecutivo responde únicamente a movimientos electorales del PP
fueron PNV y CIU.
El 'peneuvista' José Juan González de Txabarri reconoció que su
formación esperaba un cambio más profundo para reforzar el último
tramo de la legislatura y calificó la reestructuración como mínima,
coyuntural y táctica, especialmente el PNV esperaba un cambio en el
Ministerio del Interior.
Una postura parecida fue esgrimida por el presidente del Grupo
Parlamentario de CiU en el Congreso, Joaquim Molins. «Los cambios
producidos por Aznar derivan más de unas decisiones relacionadas
con el partido que no por el propio Gobierno», destacó.
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