«No soy mediador, y como no soy mediador tampoco puedo ser un
tertuliano de esto». Con estas palabras el presidente de la
Generalitat, Jordi Pujol, que ayer se entrevistó con el presidente
del Gobierno, José María Aznar, en La Moncloa, negó la posibilidad
de que fuera a ejercer un papel de mediador entre el PNV y el
Ejecutivo en Euskadi.
Ambos mandatarios coincidieron en su voluntad de asegurar la
estabilidad y de que la legislatura se agote, y el líder de CiU
manifestó su «predisposición favorable» a apoyar los Presupuestos
del 2000 si siguen la línea actual.
Tras más de dos horas y media de reunión, Pujol subrayó que
nadie, ni el Gobierno central ni el Ejecutivo vasco que preside
Ibarretxe le habían solicitado que mediara entre ambos para acercar
posturas en cuanto al proceso de paz. «Lógico», dijo Pujol, que
argumentó que ni le corresponde, ni tiene «vocación» y que, además,
la relación entre PNV y el Ejecutivo existe.
Además del proceso de paz, buena parte de la entrevista estuvo
centrada en la economía y en el agotamiento de la legislatura.
Aznar le reiteró a Pujol su voluntad de convocar elecciones en la
primavera del 2000 y éste la de agotar su mandato en Cataluña y
continuar apoyando al Gobierno central en aras de la
estabilidad.
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