La economía española creció un 3'8 por ciento el año pasado, tres
décimas más que en 1997, gracias fundamentalmente al dinamismo del
consumo privado y la inversión, que compensaron el deterioro
sufrido por las exportaciones.
Según los datos de la contabilidad nacional difundidos ayer por
Estadística, el Producto Interior Bruto (PIB) creció un 3'6 por
ciento en el cuarto trimestre de 1998, dos décimas por debajo del
3'8 por ciento del tercero.
A juicio del INE, el fuerte avance registrado por la actividad
económica en los nueve primeros meses del año se ralentizó en el
último tramo del ejercicio para adentrarse en una fase más
moderada, principalmente a causa de la desaceleración experimentada
por las ventas de productos españoles en el extranjero.
«La demanda interna continúa dando muestras de una gran
fortaleza, debido principalmente al dinamismo de la inversión y a
la notable contribución del consumo. Por el contrario, el débil
pulso de las exportaciones deteriora sensiblemente la aportación
del sector exterior».
El vicepresidente segundo del Gobierno, Rodrigo Rato, destacó el
«importante dinamismo» mostrado por la economía. «Estamos en el
camino alcanzar el nivel de vida de los alemanes», afirmó Rato.
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