El Consejo de Gobernadores del Banco Central Europeo (BCE) decidió
ayer mantener el precio del dinero en la Zona Euro, a pesar de la
subida de los tipos de interés en Estados Unidos y, sobre todo, a
pesar de la aceleración mayor de lo previsto registrada en julio
del indicador que utiliza para medir la inflación, la masa
monetaria. El indicador subió un 5'6 por ciento en julio, mientras
que el banco se ha fijado un objetivo de sólo un 4'5 por ciento
para todo el año 1999.
Así, el principal tipo de interés a corto plazo, el refi,
permanece en el 2'50% para las próximas dos semanas, como desde la
bajada de abril. El Refi es el tipo al que los bancos comerciales
piden dinero al BCE y a los bancos centrales del Euro-11 para
refinanciarse.
El BCE mantuvo igualmente sin cambios los dos tipos que
acompañan al REFI, el tipo de los certificados de depósito (1'50%)
y el marginal para préstamos día a día (3'50%). Los analistas
habían previsto esta decisión del instituto emisor europeo, incluso
después de la decisión de la Reserva Federal estadounidense de
subir el precio del dinero al 5'25%. Sin embargo, se vieron
sorprendidos porque el BCE publicó ayer los datos de la evolución
de la masa monetaria, su indicador clave para anticipar los riesgos
de inflación a medio plazo.
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