La manifestación de ayer en Madrid contra ETA fue la mayor registrada en la historia de España.

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EFE/OTR - MADRID Más de un millón de personas salió ayer a las calles de Madrid en una manifestación encabezada por los cuatro presidentes del Gobierno de la democracia y representantes políticos y sociales, para expresar su asco hacia los terroristas y exigir unión a los políticos.

Al igual que sucedió en 1997 tras la muerte de Miguel Angel Blanco, los ciudadanos respondieron a la convocatoria para secundar una manifestación que transcurrió bajo el lema «Por la paz y la libertad. 'No al terrorismo'», en protesta por el asesinato el pasado viernes del teniente coronel Pedro Antonio Blanco. La manifestación de ayer en Madrid fue la de mayor participación en la historia de España.

Acompañaron al jefe del Gobierno, José María Aznar, -con su esposa y uno de sus hijos- y a los ex jefes del Ejecutivo, los presidentes del Congreso y el Senado, así como representantes de los partidos políticos, sindicatos y patronal, pero ninguno del PNV, a cuyo grupo parlamentario se informó de que disponían de un lugar en la cabecera de la manifestación.

La manifestación -que el delegado del Gobierno, Manuel Núñez Morgades, cifró en 1'1 millones de personas- concluyó en la Puerta del Sol con la lectura de un manifiesto a cargo del actor vasco Imanol Arias.

En el comunicado se advirtió a los terroristas de que el deseo de convivencia pacífica de los ciudadanos «nos permite, frente al dolor, frente a la ira contenida, expresar el profundo asco y el desprecio que nos produce la defensa de ideas legítimas a través del terror, el chantaje, el tiro en la nuca o las bombas». «La responsabilidad íntegra de este crimen es de ETA. Son responsables quienes han matado, y se convierten en sus cómplices quienes lamentan esa muerte pero se niegan a admitir que no hay excusa alguna que la justifique», se dijo en el comunicado. «Sólo aceptamos los proyectos de futuro que se sustenten en la decisión de la mayoría obtenida democráticamente y estamos dispuestos, desde lo más profundo de nuestras convicciones democráticas, a marginar socialmente al terrorismo, así como a los grupos políticos que lo sustentan o lo justifican», se afirmó.