El Gobierno ha empezado a estudiar las consecuencias de la alianza
entre Telefónica y BBVA sobre el mercado y la competencia, a la vez
que insiste en que las operaciones entre las compañías privadas son
responsabilidad de sus gestores. No comparte esta opinión la
oposición política que califica la operación como «un oligopolio
alejado de la democracia» que pone en peligro la competencia del
mercado. El ministro de Economía, Rodrigo Rato, señaló que el
Gobierno ha comenzado a estudiar las consecuencias de la alianza
entre Telefónica y BBVA «por las consecuencias que puede tener en
el mercado de Internet».
Esta decisión del Gobierno se anunció un día después de que
Telefónica y el BBVA firmaran un acuerdo estratégico en virtud del
cual la operadora adquirirá el 3% del banco por unos 205.000
millones, mientras que la entidad bancaria ampliará su
participación en Telefónica en un 1'4%, hasta el 10%, por 242.000
millones. Ambas operaciones, que afectan a las áreas de Internet,
comercio electrónico, plataformas de servicios móviles y medios de
pago, se realizarán mediante compras en el mercado y supondrán
además la entrada de Juan Villalonga en el consejo de
administración del BBVA como vicepresidente.
La alianza entre los dos colosos tuvo una acogida desigual. Así,
mientras que el Gobierno valoró de forma positiva la operación,
mostrando su convicción de que puede ser favorable para los
ciudadanos y consumidores, los partidos de la oposición afirman que
es un oligopolio que lesionará el funcionamiento de la democracia y
la libre competencia. El secretario general del PP, Javier Arenas,
dijo que una alianza como ésta, entre la primera operadora de
telecomunicaciones y el primer banco de Iberoamérica, es muy
importante en términos económicos y «a lo que va a significar de
proyección de futuro».
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