El secretario general de UGT, Cándido Méndez, dijo ayer que uno de
los planteamientos que llevará a la negociación con el Gobierno es
la reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales, y el
portavoz del Gobierno, Josep Piqué, reconoció que el Ejecutivo está
abierto a la «flexibilidad».
Ambos comparecieron por separado ante los periodistas después de
una reunión entre el presidente del Gobierno en funciones y el
dirigente sindical como parte de una ronda de conversaciones con
los agentes sociales para impulsar el diálogo social. Entre las
medidas que podrían «ponerse encima de la mesa» en el debate sobre
flexibilización del tiempo del trabajo, el ministro y portavoz del
Gobierno apuntó que «podría estar la de suprimir la Ley de las 40
horas semanales», aunque la posibilidad de repartir el tiempo de
trabajo ya existe legalmente y se lleva a cabo en algunos sectores
y empresas.
Piqué precisó que no se trata de introducir «mayores rigideces»
en un mercado que necesita flexibilidad para ser competitivo,
aunque discutir «nuevos planteamientos legales a ese efecto» sería
un «buen método» para adaptarlo a las necesidades de las
empresas.
Aseguró que, en su opinión, «es un absurdo histórico estar en
contra de la reducción del tiempo de trabajo», pero subrayó que la
posibilidad de aplicar reducciones de la jornada laboral debe ser
tratada «en el ámbito fundamental de la negociación colectiva y no
por imposición legislativa». Por su parte, Méndez explicó que en la
entrevista mantenida con José María Aznar, le ha solicitado una
reunión «unitaria» con UGT y CC OO para hacer un primer análisis en
profundidad de los nuevos escenarios del diálogo social, ya que el
encuentro de ayer, señaló, debe entenderse sólo como «una primera
toma de contacto».
Según Piqué, Aznar aseguró a Méndez que el Gobierno «no tiene
opiniones apriorísticas sobre el abaratamiento del despido» y
destacó que quiere que los agentes sociales «lo debatan a fondo sin
apriorismos y sin posiciones rígidas de entrada», ya que considera
que «vale la pena realizar un esfuerzo de imaginación» entre todos
por avanzar en el objetivo del pleno empleo.
Piqué añadió que, tras la reforma del mercado laboral de 1997 y
a la vista de los buenos resultados, ésta posibilidad «no forma
parte de las preocupaciones de los empresarios desde el punto de
vista de la competitividad».
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