El coche bomba que la Guardia Civil explosionó el martes en Huesca
estaba preparado para realizar un solo atentado, a pesar de que la
carga que llevaba (cien kilos, probablemente de cloratita) hubiera
podido destruir un edificio de cuatro plantas. Para la Guardia
Civil fue imposible desactivar el artefacto porque la etarra que
iba en el coche lo preparó como trampa antes de abandonarlo. En el
atentado de 1987 en Hipercor en Barcelona ETA sólo utilizó la
tercera parte de explosivo que había en el coche de Huesca y
asesinó a 21 personas.
Los cien kilos de explosivo que transportaba el coche bomba
abandonado por ETA en Benabarre (Huesca) y que la Guardia Civil
explosionó el martes, estaba preparado para ser activado cuando los
terroristas quisieran en un solo atentado. El explosivo podría ser
cloratita, el mismo que transportaban las furgonetas-bomba que ETA
intentó colocar en Madrid en diciembre del pasado año. La Guardia
Civil no pudo desactivar el artefacto porque la etarra al abandonar
el coche dejó activado el mecanismo, quitando los seguros a los
detonadores, de forma que si los Tedax intentaban desmantelarlo les
habría explotado.
La carga de cien kilos de explosivo podía haber reducido a
escombros un edificio de cuatro plantas, según especialistas en
explosivos. Se trata del doble de la carga explosiva empleada en el
atentado de ETA contra Carrero Blanco (que hizo volar el coche por
encima del edificio de los jesuitas en la calle Claudio Coello de
Madrid), y tres veces más que los utilizados contra el Hipercor de
Barcelona y la Casa Cuartel de Vic.
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