ETA lanzó ayer dos granadas contra el cuartel de la Guardia Civil
de Irún (Guipúzcoa), una de las cuales causó heridas leves a un
agente, mientras que la otra impactó junto al patio de un colegio
donde hacían gimnasia una treintena de niños. Por la tarde se
produjo una explosión controlada del coche desde el que los
terroristas atentaron y en el que colocaron una bomba trampa. Según
fuentes policiales, la bomba trampa, de tipo volumétrico, estaba
colocada en la guantera del turismo y estaba preparada para
activarse al detectar la presencia de una persona en el interior
del vehículo.
Una de las granadas explotó en la fachada del acuartelamiento,
que sufrió escasos daños y causó heridas leves en un oído al
guardia A.U.M., de 27 años, que fue dado de alta tras ser atendido
en el Hospital Comarcal del Bidasoa en Irún del «efecto acústico»
provocado por la onda expansiva. La segunda granada impactó en unos
jardines contiguos al patio de un colegio en el que hacían gimnasia
una treintena de alumnos. Alguno de estos alumnos dijo que se
habían llevado «un gran susto» al escuchar «un ruido muy fuerte»
seguido de «mucho humo» tras lo cual huyeron del lugar.
El atentado se produjo minutos antes de las 9'00 horas en el
barrio Belaskoenea de Irún, donde se ubica la casa cuartel de la
Guardia Civil, así como varios colegios, edificios de viviendas y
pabellones industriales. Los terroristas habían colocado tres tubos
lanzagranadas en un coche, un Peugeot 309, estacionado en en una
zona elevada desde la que se divisa el acuartelamiento. Los autores
del atentado utilizaron un temporizador para activar las tres
granadas que contenían las lanzaderas, pero sólo dos de ellas
llegaron a ser disparadas, mientras que la tercera quedó alojada en
uno de los tubos.
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