El portavoz del Gobierno de Euskadi, Josu Jon Imaz, aseguraba ayer
que este pacto antiterrorista «al único que puede complacer es a
ETA», porque «ha conseguido un escenario de división entre las
fuerzas políticas». Imaz, que hizo estas declaraciones en una
conferencia de prensa en San Sebastián, dijo que el pacto entre
populares y socialistas «no está dirigido contra el terrorismo,
sino contra el nacionalismo democrático», al tiempo que lo calificó
de «excluyente» y de «auténtico disparate» político porque «va en
contra de la mayoría de la sociedad vasca».
El portavoz del Gobierno Vasco subrayó que el pacto «busca
dividir a las fuerzas políticas» y «hacer imposible el diálogo»,
cuando, a su juicio, «lo que le haría mucho más daño es que todos
fuéramos capaces de firmar un acuerdo» contra el terrorismo y en
favor de las libertades y el derecho a la vida.
Por el contrario, el vicepresidente primero del Gobierno,
Mariano Rajoy, calificaba el pacto antiterrorista como «un triunfo
del equilibrio» y como el acuerdo «que deseaba cualquier persona
normal, con un criterio mínimo de honorabilidad política. Establece
un diagnóstico que determina la gravedad de la ruptura del PNV con
las fuerzas democráticas».
En una entrevista publicada ayer por el diario ABC, Rajoy añade
que el pacto «tiene un apartado muy importante, que es inscribir el
tratamiento del problema vasco en el marco que fijan la
Constitución y el Estatuto de autonomía. Ahí se invita -señala- a
quien quiera entrar, pero la asunción y defensa clara de
Constitución y Estatuto es un avance enorme de cara al futuro».
Según Rajoy, «está invitado todo el que quiera aceptar esos
criterios, que son casi objetivos. Desde luego -añade-, actuaciones
como la campaña de las juventudes del PNV contra la Constitución,
no nos hacen ser optimistas».
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