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El ministro de Administraciones Públicas, Jesús Posada, aseguró ayer que el Gobierno «está convencido» de que la sentencia de la Audiencia Nacional que anula la congelación salarial de los funcionarios en 1997 y obliga al Ejecutivo a compensar a los empleados públicos por las cantidades dejadas de percibir desde entonces «será modificada» tras ser recurrida. Los sindicatos UGT y CC OO se mostraron contrarios a que el Ejecutivo recurra la resolución y anunciaron movilizaciones si el Gobierno no rectifica.

Posada anunció que el Gobierno «no abrirá ninguna negociación» con los sindicatos en la Mesa de la Función Pública hasta que la sentencia no sea firme y reiteró que el Ejecutivo presentará próximamente un recurso de casación ante el Tribunal Supremo contra esta sentencia.

Según explicó, el Gobierno tiene motivos económicos y jurídicos para recurrir la sentencia. Además, indicó que la sentencia contiene «defectos de forma» y «errores de hecho» y, según su criterio, realiza una interpretación que «no respeta la separación de poderes».

El secretario general de UGT, Cándido Méndez, calificó de «negativo e inconveniente» que el Gobierno rechace la convocatoria de la Mesa General de la Función Pública para negociar con los sindicatos sobre cómo y cuándo se va a proceder al pago de la compensación dictada por el fallo de la Audiencia Nacional, no descartando movilizaciones. En este sentido aseguró que el Gobierno se escuda en el recurso de casación que presentará ante el Tribunal Supremo para no abonar los atrasos de los dos millones de funcionarios. El líder sindical afirmó que el Ejecutivo «debería hacer una reflexión de que tiene muchos frentes abiertos», el del 'mal de las vacas locas', el del Tireless, del 'Síndrome de los Balcanes', el caso Liaño, y por «ahora el único frente que no tiene abierto es el frente con las organizaciones sindicales».