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Gobierno, PP y PSOE coincidieron ayer en sus críticas a la negativa de la Iglesia a adherirse al pacto antiterrorista suscrito por ambos partidos, mientras que el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco, consideró injustas las acusaciones.

El presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, replicó que, en el sentido explícito del término, no ha habido una negativa de la Iglesia a firmar el pacto ya que nadie se lo ha pedido, y subrayó que decir que la Iglesia es «ambigua» en su condena al terrorismo es «desorbitar de tal manera los hechos que uno se pregunta si funciona el buen juicio y la buena voluntad».

El presidente de la Conferencia Episcopal señaló que condenar el terrorismo no comporta que la Iglesia deba firmar iniciativas políticas, ya que «una cosa es predicar y testimoniar en asuntos morales y éticos fundamentales y otra tener que articular esa predicación en actos de gobierno».

El hecho de que la Iglesia no haya firmado el Pacto Antiterrorista, explicó, «no hay que interpretarlo como una expresión de ambigüedad, de falta de coherencia en la defensa del derecho a la vida o de fidelidad a la defensa del quinto mandamiento, esa sería una conclusión desmesurada, no justa y que no tiene nada que ver con la realidad».

El obispo de Solsona, Antoni Deig, consideró que el pacto es «excluyente» y que es «una cosa de partidos», mientras que el obispo de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol consideró que el pacto debería de contemplar un aspecto «más amplio» de la defensa de la vida.