El presidente del Gobierno, José María Aznar, clausuró el III
Congreso Nacional de Mujeres Demócratas celebrado en Madrid y en el
que avanzó que el Gobierno espera que en el año 2001 se puedan
crear 400.000 nuevos puestos de trabajo. La mayor parte de su
intervención la dedicó el presidente del Gobierno a la reforma
laboral aprobada por su Gabinete el pasado viernes y dijo que con
ella el Ejecutivo ha asumido su responsabilidad y ha cumplido con
un compromiso que tenía con los ciudadanos.
Añadió que las reformas acordadas son razonables y continuación
de la aprobada en 1997, frente a la «reforma radical» y la actitud
de «arrasar» que cree que algunos estaban esperando del Gobierno.
El jefe del Ejecutivo dijo que en materia de empleo su Gabinete
lleva a cabo una política razonable para defender los intereses del
país y, en consecuencia, ha actuado ante la falta de acuerdo de
empresarios y sindicatos para una nueva reforma laboral. Dijo que
serán los agentes sociales los que deberán explicar el motivo de su
fracaso y subrayó que el diálogo social no puede convertirse en un
objetivo en sí mismo, sino que debe ser un instrumento para aplicar
unas decisiones.
Tras rechazar que los desempleados tengan que esperar meses ante
la falta de acuerdo de empresarios y sindicatos, Aznar dijo que la
reforma aprobada por su Gobierno responde al noventa por ciento de
los que estos agentes sociales habían acordado y no firmado y que
favorece a los colectivos más desprotegidos, atacando a las
principales bolsas de desempleo. Al detallar algunas de las
decisiones de esa reforma dijo que no cree que se pueda criticar
que se haya extendido la indemnización anual por fin de un contrato
indefinido a otras colectivos de los previstos en 1997 o que se dé
la oportunidad de que la población entre 30 y 45 años transforme en
indefinidos sus contratos temporales.
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