Los encapuchados que en la madrugada del pasado domingo lanzaron
numerosos cócteles químicos contra una patrulla camuflada de la
Ertzaintza, dos de cuyos integrantes resultaron heridos de
gravedad, intentaron rematar a los agentes con un segundo ataque
cuando éstos estaban siendo auxiliados. Según informa «El Correo»,
que alude a los datos facilitados por M.R.L., uno de los policías
heridos a sus allegados, la actuación de los radicales «revela un
brutal encarnizamiento» en su «intento de acabar con la vida de los
dos policías».
El ataque se produjo alrededor de la una de la madrugada en
Portugalete, cuando los agentes, en un vehículo sin distintivos,
inspeccionaban una zona en la que se estaban produciendo
incidentes. Según el testimonio de M.R.L., «nada más acercarse una
lluvia de piedras y tornillos destrozó el cristal trasero de su
vehículo. Tras romper la luna, los encapuchados lanzaron varios
'cócteles químicos' al interior del automóvil, que se convirtió en
una bola de fuego».
El conductor, C.G.D, de 48 años, «comenzó a arder.
Desesperadamente, pisó el acelerador para intentar huir de la
emboscada, pero el coche apenas recorrió unos metros antes de
perder el control y estrellarse», mientras los violentos huían del
lugar. Ayudado por una pareja que pasaba por el lugar, logró sacar
del coche a su compañero. En ese momento los radicales arrojaron
una nueva oleada de artefactos, que le alcanzaron.
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