Montoro aseguró que era «descabellado» y un «auténtico desatino»
pensar que el Gobierno benefició de alguna manera a Gescartera y
añadió: «Estoy casi seguro, estoy convencido de que no tiene por
qué haber habido ningún tipo de injerencia o influencia anómala o
extraña» de ningún miembro de la Administración con Gescartera.
También defendió las iniciativas emprendidas por el Ejecutivo para
la resolución del «caso Gescartera», como la apertura de
investigaciones internas en la Administración, las inspecciones
fiscales a los propietarios e inversores de la agencia de valores y
la creación de una comisión de investigación en el Congreso.
Además, Montoro indicó que las consecuencias del «caso
Gescartera», agencia en el que múltiples organizaciones religiosas
han resultados perjudicadas, no afectarán a las negociaciones que
se iniciarán el próximo mes para estudiar la financiación de la
Iglesia. Mientras Montoro ofrecía estas explicaciones, Llamazares
pedía su cese, al considerar que es el principal responsable
político del caso Gescartera por nombrar y no vigilar al ex
secretario de Estado de Hacienda Enrique Giménez-Reyna, persona a
la que Montoro alabó su labor pública como artífice de la reforma
fiscal.
Llamazares también indicó que IU ha pedido la comparecencia en
el Congreso de Montoro y del ministro de Economía, Rodrigo Rato,
para que expliquen la relación de sus departamentos con Gescartera
y las investigaciones internas que han emprendido. Por otro lado,
el PSOE cree que el actual sistema de financiación de la Iglesia
Católica debe ser revisado porque puede no ser acorde con la
Constitución, debido a que el Estado le concede 9.000 millones de
pesetas de «subvención directa» además de los 15.000 millones
recaudados mediante el 0'5 por ciento del IRPF.
Por su parte, el portavoz del PP, Rafael Hernando, criticó las
pretensiones de Llamazares y reprochó su «precipitación» y «ganas
de protagonismo» al exigir responsabilidades por el «caso
Gescartera» antes de que se cree la comisión de investigación en el
Congreso. En el terreno de las declaraciones políticas apareció el
portavoz del PNV Iñaki Anasagasti con la petición de la dimisión de
la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores
(CNMV), Pilar Valiente, que justificó en la existencia de
suficiente información sobre este escándalo como para solicitar el
cese.
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