Un coche bomba de ETA hizo explosión ayer en el aeropuerto de
Madrid-Barajas causando cuantiosos daños materiales, ya que provocó
un agujero de grandes dimensiones en la segunda planta del
aparcamiento de vuelos nacionales y afectó a más de cien vehículos.
Se trata del primer atentado de ETA tras las operaciones llevadas a
cabo la semana pasada por la Ertzaintza y la Guardia Civil, en el
País Vasco y Catalunya, respectivamente, en las que han sido
desarticulados los comandos «Buruntza» y «Barcelona».
Un comunicante en nombre de ETA avisó a la DYA a las siete de la
mañana de la existencia del vehículo con explosivos en el
aparcamiento de la terminal número 2 del aeropuerto y de que
estallaría a las ocho, lo que fue comunicado a la Policía Nacional
y a la Guardia Civil. Las Fuerzas de Seguridad montaron el
dispositivo pertinente y la explosión se produjo minutos antes de
las ocho cuando los agentes inspeccionaban la zona, motivo por el
que el director general de la Policía calificó de «trampa», aunque
no hubo daños personales, ya que la misma ya había sido acordonada
y desalojada.
El coche bomba contenía entre 40 y 50 kilos de explosivos,
probablemente Titadine de la partida robada en Grenoble (Francia).
Era un Renault 19 robado en Gernika y tenía las placas de matrícula
dobladas de un Seat 127 matriculado en Madrid en 1972 dado de baja.
Fuentes de la lucha antiterrorista indicaron que todos los indicios
apuntan a que el coche-bomba fue trasladado a Madrid por algún
miembro «itinerante», dado que el vehículo fue robado en Gernika.
Sin embargo, otras fuentes policiales no descartan que el coche
fuera trasladado a Madrid y que los terroristas le colocaran el
explosivo en uno de los garajes la banda. El delegado del Gobierno
en Madrid, Francisco Javier Ansuátegui, recordó que «tenemos en
Madrid una estructura de la organización que actúa de forma
especial a través de la colocación de coches-bomba». Pasadas las
once de la mañana la Policía procedió a la explosión controlada de
un coche sospechoso con matrícula francesa situado cerca del coche
bomba, aunque no contenía explosivos.
Los accesos a la terminal del aeropuerto fueron cerrados al
tráfico durante parte de la mañana, y los pasajeros tuvieron que
recorrer andando y con el equipaje unos 150 metros hasta llegar a
la misma, aunque los vuelos no se vieron afectados. Los servicios
de limpieza del Ayuntamiento retiraron unos 15.000 kilos de
escombros. Representantes de la Oficina de Atención a las Víctimas
del Terrorismo y del Consorcio de Compensación de Seguros valoraron
en el aeropuerto los daños, y en la entrada de la Terminal T-2 se
habilitó una oficina para que los afectados reclamen
indemnizaciones y el teléfono 91-3936000.
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