Estado en que quedó la primera planta del aparcamiento tras la explosión del coche bomba.

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Según indicaron fuentes de la lucha antiterrorista, el objetivo de ETA era que el coche-bomba estallara en torno a las doce del mediodía en la calle de Alcántara de la capital, situada apenas a un kilómetro de distancia del lugar donde se celebró el desfile, al que asistían la Familia Real y el Gobierno. Sin embargo, un fallo de coordinación entre el comando terrorista y los encargados de avisar de su colocación evitó que ETA llevara a cabo su objetivo: un atentado que hubiera causado el caos en la zona próxima al desfile.

El coche bomba explosionó a las 23.50 horas después de que el servicio municipal de grúas trasladara el vehículo, un Ford Fiesta de color blanco con placas de matrícula dobladas, al aparcamiento subterráneo de Colón, lo que causó heridas leves a diecisiete personas, todas ellas dadas ya de alta. Las mismas fuentes precisaron que una de las hipótesis que se baraja es que la persona que en nombre de ETA avisó a los bomberos a a las 11.18 horas de la mañana sobre la colocación del coche lo hiciera sin saber que los miembros del comando que lo iban a estacionar en la calle de Alcántara no pudieron hacerlo, ya que no lograron ponerse en contacto.

Por ello, según las fuentes, los terroristas decidieron colocarlo más tarde en el mismo sitio y, probablemente, reprogramaron el temporizador de la bomba para las 23.50 horas. Esto explicaría, subrayaron, que ni los agentes de policía ni los perros adiestrados en explosivos lograran detectar el coche bomba cuando nada más recibir la llamada se trasladaron a la zona para inspeccionarla. Otras fuentes no descartan que el coche sí estuviera estacionado a esa hora, pero no pudiera ser detectado, y el propio director de la Policía, Juan Cotino, apuntó la posibilidad de que el explosivo estuviera recubierto con alguna sustancia que evite su detección por parte de los perros.

Los investigadores coinciden en afirmar que el objetivo de la acción, que se atribuye al «comando Madrid» de ETA, era hacer estallar el coche cerca de la zona del desfile. Cotino destacó el hecho de que la persona que avisó de la colocación del coche no diera detalles como matrícula o modelo del vehículo, por lo que consideró que «querían matar» a alguno de los agentes que estaban en la zona con motivo de la Fiesta Nacional. Los especialistas de la policía, explicó Cotino, dieron validez al aviso, por lo que acudieron al lugar de los hechos, cortaron la calle y chequearon los vehículos de la zona con perros para tratar de detectar la existencia de explosivos.

En esta búsqueda no se localizaron explosivos en ninguno de los vehículos que estaban en la zona. Posteriormente, a partir de las seis de la tarde, los vigilantes de seguridad que estaban en el edificio de Telefónica llamaron a la policía para que retirara un coche aparcado en un paso de cebra frente a este inmueble desde las tres de la tarde. La explosión provocó un boquete de dos metros en el aparcamiento de Colón y dañó a 66 vehículos. Los servicios de limpieza han retirado más de cinco mil kilos de residuos como consecuencia de la explosión, que ocasionó cuantiosos daños materiales.