El lehendakari, Juan José Ibarretxe, amenazó ayer a PP y PSE con la
ruptura, porque con los partidos que no acuden al Parlamento vasco
«no es posible construir y tampoco dialogar». Por lo pronto, el
secretario general de los socialistas vascos, Nicolás Redondo
Terreros, se mostró dispuesto a recuperar las relaciones de
confianza con el nacionalismo vasco, siempre y cuando no implique
abandonar su postura. Mientras tanto, Batasuna mantiene su oferta
de apoyo a los presupuestos, ya rechazada por el Gobierno vasco.
«Se descalifica el que abandona las instituciones vascas para
eludir el debate», dijo Ibarretxe, tras la ausencia de PP, PSE y
Batasuna en el pleno que se celebró con el fin de debatir las
enmiendas a la totalidad que las tres fuerzas presentaron a los
presupuestos autonómicos. El lehendakari no mencionó lo que apuntó
el portavoz parlamentario del PP, Leopoldo Barreda, que los
nacionalistas ya lo hicieron el 24 de octubre para evitar la
constitución de una comisión específica de víctimas del
terrorismo.
«Les mueve un afán de revanchismo», dijo el lehendakari,
recordando la debacle electoral de populares, socialistas y
batasunos el 13 de mayo. Según Ibarretxe, los tres partidos
boicotean a las instituciones vascas porque han encontrado un
objetivo común por encima de sus diferencias: «cerrar las puertas a
la esperanza, tratar de impedir que la sociedad vasca avance y
bloquear a ultranza todas las iniciativas del Gobierno para
construir el futuro». «Si quieren unirse, que lo hagan de manera
abierta y no de un modo vergonzante», añadió, y más concretamente
reclamó a PP, PSE y Batasuna un proyecto conjunto «para dar
soluciones a este país» y no «para impedir que los demás
trabajemos».
El presidente del Grupo Parlamentario del PP vasco, Jaime Mayor
Oreja, señaló que al actual situación «no es casual», sino que se
debe a la «ruptura a plazos» que planea el nacionalismo y que
converge «con la ruptura a tiros» de ETA. El ex ministro del
Interior, muy duro en su discurso ante las Nuevas Generaciones del
partido, aseguró que, pese a las acusaciones del PNV de connivencia
con Batasuna, pronto se verá «la confirmación de un proyecto de
convergencia» entre los nacionalistas moderados y los abertzales.
«Tendrán la cara de decir que nosotros hemos abierto el camino para
que ellos se entiendan», advirtió.
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