Miles de bilbaínos se concentraron para condenar el atentado con coche bomba de ETA el sábado.

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Según fuentes del departamento de Interior del Gobierno Vasco, la descripción de los dos individuos que robaron el vehículo en Kobaron (Vizcaya), maniatando a sus propietario, coincide con la de los dos que asesinaron al magistrado en noviembre. Las mismas fuentes han recordado que el consejero Javier Balza ya expresó nada más producirse el atentado las sospechas de que ETA disponga actualmente de un comando en Vizcaya y otro en Guipúzcoa. El reconocimiento de estos dos individuos hace suponer a Interior que forman parte de este comando radicado en Vizcaya.

Han destacado además que se calcula que toda la acción, desde el robo del coche hasta la explosión, duró poco más de una hora. El robo del vehículo se produjo entre las doce y cuarto y las doce y media del mediodía, y los etarras avisaron sobre la una y veinte de que el vehículo iba a explosionar a la una y media de la tarde. Finalmente explosionó sobre las dos menos veinte de la tarde. Las mismas fuentes confirmaron además que la carga explosiva estaba compuesta por 25 kilogramos, probablemente de titadine. Disponía además de un temporizador preparado para estallar a la hora en la que efectivamente lo hizo, las dos menos veinte.

El portavoz del Gobierno Vasco, Josu Jon Imaz, aseguró que quien colocó el coche bomba en el centro de Bilbao «era perfectamente consciente de que podía provocar una masacre». En declaraciones a los periodistas después de participar en la concentración silenciosa en repulsa de este atentado, Imaz señaló que «una bomba aquí de esa potencia un sábado al mediodía, cuando comienzan las rebajas, podía ser una auténtica tragedia», que se evitó «sólo por una combinación de factores como la eficacia de la Policía Municipal, la Ertzaintza y los comerciantes, y la suerte». El portavoz del Gobierno Vasco dijo que no se puede hablar de «saltos cualitativos» en ETA por este atentado, ya que «estamos acostumbrados a atentados salvajes y masacres, como la que hace quince años causó en Hipercor» en Barcelona.

Miles de bilbaínos respondieron ayer a la convocatoria del Ayuntamiento y se concentraron en el lugar donde ETA hizo estallar el sábado el coche-bomba para manifestar su rechazo a los terroristas. El centro financiero y comercial de la ciudad en torno a la calle Alameda de Mazarredo en su confluencia con la Gran Vía quedó otra vez colapsado, como ocurrió el sábado, pero esta vez por la movilización ciudadana.

Al acto asistieron el lehendakari del Gobierno Vasco, Juan José Ibarretxe, junto a los consejeros de Industria, Josu Jon Imaz; de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Sabin Intxaurraga, y de Transportes y Obras Públicas, Alvaro Amann, así como dirigentes de los partidos políticos vascos. De otra parte, el Gobierno de Navarra y los sindicatos UGT y CC OO condenaron la nueva campaña de extorsión de ETA a los empresarios del País Vasco y de provincias de otras comunidades autónomas, a quienes el Ejecutivo foral pidió que «no se sometan al chantaje» porque supone «una estabilización» de los objetivos terroristas.